Tribuna:

Al borde del ridículo

JOSEP TORRENT

El hecho de que el primer partido de la oposición esté hecho unos zorros, más ocupado en sus trifulcas que preocupado por defender los intereses de los ciudadanos que confiaron en él, no es razón para que el Consell trate al resto del personal como si fuéramos diputados socialistas: una suerte de discapacitados que comulgan con toda suerte de ruedas de molino. Los esfuerzos del presidente de la Generalitat y del consejero de Sanidad para cargarle el muerto de los conciertos con Inscanner al PSPV son risibles. No sólo porque hay que tener lo que hay que tener para negar las...

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JOSEP TORRENT

El hecho de que el primer partido de la oposición esté hecho unos zorros, más ocupado en sus trifulcas que preocupado por defender los intereses de los ciudadanos que confiaron en él, no es razón para que el Consell trate al resto del personal como si fuéramos diputados socialistas: una suerte de discapacitados que comulgan con toda suerte de ruedas de molino. Los esfuerzos del presidente de la Generalitat y del consejero de Sanidad para cargarle el muerto de los conciertos con Inscanner al PSPV son risibles. No sólo porque hay que tener lo que hay que tener para negar las evidencias. También porque olvidan que fueron ellos, y sólo ellos, quienes tumbaron un concierto (administrativamente tan avanzado como los de Inscanner) que iba a permitir la instalación de resonancias magnéticas en los hospitales públicos. De la unión de ambas decisiones resultó beneficiada la empresa que fundó en su día el diputado del PP Luis Concepción. Un hecho irrefutable. Como lo es también que el proyecto de la Ciudad de las Ciencias y la adjudicación de las obras por parte de los socialistas estaban efectuados y Zaplana no se sintió "obligado" por las decisiones de Lerma. Las suprimió de un plumazo como Farnós suprimió el concurso para instalar resonancias magnéticas. Los hechos son tozudos y no es cierto que una mentira contada mil veces acabe por convertirse en verdad. Siempre será una mentira. La obsesión de los populares, encabezados por su jefe de filas, por la autocomplacencia les lleva a bordear el ridículo, cuando no a caer directamente en él. Baste con decir que el mismo día en que el Banco de España afirmaba que la economía española crecía al 3,7%, Zaplana decía que la economía valencia, con un 3,6%, lideraba el crecimiento económico español. De bruces contra la realidad y tan pancho.

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