El desprecio de los agentes

El alcalde de Barcelona, Joan Clos, recibirá en breve la copia de una sentencia dictada por el juez Adolfo Fernández Oubiña, titular del Juzgado de Instrucción número 14, en la que le sugiere que adopte una "acción ejemplar" para que dos agentes de la Guardia Urbana puedan "seguir mereciendo el necesario respeto de la ciudadanía". El magistrado llega a esta conclusión al considerar que "la seriedad del rito criminal" le impide a él actuar contra los policías, pero considera que no puede quedar impune "el mortificante desprecio" de los policías contra un ciudadano inocente que fue detenido y es...

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El alcalde de Barcelona, Joan Clos, recibirá en breve la copia de una sentencia dictada por el juez Adolfo Fernández Oubiña, titular del Juzgado de Instrucción número 14, en la que le sugiere que adopte una "acción ejemplar" para que dos agentes de la Guardia Urbana puedan "seguir mereciendo el necesario respeto de la ciudadanía". El magistrado llega a esta conclusión al considerar que "la seriedad del rito criminal" le impide a él actuar contra los policías, pero considera que no puede quedar impune "el mortificante desprecio" de los policías contra un ciudadano inocente que fue detenido y esposado sin motivo alguno. La sentencia realiza este sugerimiento después de absolver a Antonio R. E., a quien el fiscal pedía 30.000 pesetas como autor de una falta.

Todo empezó la noche del pasado 10 de julio, cuando el acusado no pudo entrar en el garaje de su domicilio porque una ambulancia había aparcado en el vado, pese a tener un lugar reservado. El acusado tocó el claxon y el conductor de la ambulancia se asomó por una ventana. Sin embargo, en vez de retirar el vehículo, en el que no debía entrar ningún enfermo, llamó a la Guardia Urbana. Allí llegó la patrulla formada por Jesús López Peña y José Bometon Llacer, quienes identificaron a Antonio R. E. y lo tiraron al suelo para esposarlo "delante de su esposa y sus convecinos". Sin embargo, la sentencia afirma que López Peña falseó el atestado e imputó al detenido un delito contra el orden público que no cometió y que lo llevó al banquillo.

El juez asegura que los policías, "en una postura de total desprecio hacia la ciudadanía, proceden precisamente contra el ciudadano más directamente ofendido (...) mientras siguen ignorando la grave alteración de la convivencia que se mantiene en la recalcitrante y antisocial postura del conductor de la ambulancia".

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