Expertos en turismo piden límites racionales al "desaforado" crecimiento urbanístico costero Urgen una gestión sostenible del sector, que "confunde" construcción con desarrollo

Reunidos en Alicante por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo para debatir los principios del desarrollo de un turismo sostenible, medio centenar de expertos llegados de todo el país han coincidido en calificar como "imperiosa" la necesidad de establecer límites racionales al crecimiento de la oferta, sobre todo en las zonas costeras, que consideran "desaforada". La actividad se mantendrá pujante en la medida en que seamos capaces de programarla a largo plazo, lo que implica un cambio de mentalidad de quienes "confunden" desarrollo con construcción.

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Reunidos en Alicante por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo para debatir los principios del desarrollo de un turismo sostenible, medio centenar de expertos llegados de todo el país han coincidido en calificar como "imperiosa" la necesidad de establecer límites racionales al crecimiento de la oferta, sobre todo en las zonas costeras, que consideran "desaforada". La actividad se mantendrá pujante en la medida en que seamos capaces de programarla a largo plazo, lo que implica un cambio de mentalidad de quienes "confunden" desarrollo con construcción.

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Desde la Organización Mundial del Turismo hasta los centros de investigaciones turísticas, el gobierno balear y destacados exponentes académicos, se plantean el turismo como un servicio cualificado y una actividad de futuro que exige cambios en algunos hábitos de comportamiento, así como el establecimiento de límites al crecimiento de zonas ya consolidadas. En la práctica, eso significa la adopción de nuevas pautas empresariales y administrativas para superar deficiencias que irritan a los turistas, como los ruidos, la contaminación, el hacinamiento o la limpieza viaria, acampañadas de cierto raciocinio en los procesos urbanizadores y una sensibilidad especial con respecto al medio ambiente.Para Fernando Vera, director del título superior de Turismo de la Universidad de Alicante, ha llegado el momento de que las administraciones públicas y el resto de agentes implicados abracen el desarrollo del turismo desde un punto de vista integral, "lo que comporta hacerse eco de una serie de indicadores" que se imponen en el mercado, cada vez más sensible hacia el respeto al entorno. La sostenibilidad, en definitiva, se apunta como elemento vital en el que deberán competir los diferentes destinos turísticos en un futuro próximo.

Los expertos también coinciden en que concretar posturas de desarrollo sostenible sólo será posible desde la voluntad política y social. Así opina Manuel Marchena, de la Universidad de Sevilla, que rechaza la idea de que la actividad turística sea la mayor culpable del deterioro de los valores ambientales. "Es más perjudicial el tráfico o la actividad agraria intensiva que la agresión paisajística que puedan suponer las torres de apartamentos en la costa", declaró.

"El turista", añadió sin embargo, "está dispuesto a pagar más por un producto que respete la naturaleza, y por eso estimo que debemos corregir déficits y frenar el crecimiento de promociones inmobiliarias, encubierto en muchos casos con la idea de desarrollo". Para este académico, que además dirige el Patronato de Turismo de Sevilla, es preciso romper con la dinámica de la financiación municipal a golpe de licencias de obra, que considera "diabólica" por sus efectos. "Si se rompe esa dinámica estaremos en el buen camino, porque llegaremos a un ciclo definido por el control", concluyó.

Vera, Marchena y otros analistas como Onofre Rullán, director general del Litoral del gobierno balear, consideran que "es posible avanzar" en el turismo como una actividad sostenible, aunque en ese terreno, como en otros muchos, las políticas en torno al medio ambiente son más lentas que la transformación que las leyes del mercado imprimen al territorio. Eso explica que las leyes de protección se promulguen cuando no queda nada que proteger.

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"Los cambios", puntualizan, "se impondrán a la fuerza". Y por las mismas reglas del mercado, dado que cada vez más los clientes exigen destinos e instalaciones en armonía con el entorno natural, y rechazan la oferta caracterizada por las agresiones. "Una playa limpia exige que no se viertan en ella aguas sin depurar", apuntan los expertos.

Aunque no pueden considerarse destinos comparables el peninsular y el isleño, los reunidos en el congreso que el viernes finalizó en Alicante se interesaron por las medidas contra el desarrollo urbanístico dictadas por el gobierno balear.

Onofre Rullán explicó que contener el crecimiento de la oferta turística e inmobiliaria en las islas es un objetivo prioritario hasta conseguir el crecimiento cero en capacidad de alojamiento. "Si se crece de forma desmesurada e insostenible corremos el riesgo de una quiebra económica a largo plazo", dijo. En las Baleares, desde la semana pasada, está prohibido construir en suelo rústico, por grande que sea la parcela.

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