Cartas al director

El cáncer

Soy una enferma de cáncer desde hace cinco años. He pasado por dos metástasis con tratamientos durísimos de quimioterapia. Tras el primer tratamiento viví dos años con una calidad de vida extraordinaria. Quizá los mejores de toda mi vida, pues sabía apreciar todo lo que tenía a mi alrededor. Luego volví a recaer y he estado de nuevo en tratamiento de quimioterapia. Otra vez luchando por la vida. Todos estos procesos los he llevado con ánimo y con ilusión por vivir.La enfermedad de cáncer tiene una sobrecarga para el que la padece y es que la gente no lo sepa o no quiera saberlo. Yo jamás he ne...

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Soy una enferma de cáncer desde hace cinco años. He pasado por dos metástasis con tratamientos durísimos de quimioterapia. Tras el primer tratamiento viví dos años con una calidad de vida extraordinaria. Quizá los mejores de toda mi vida, pues sabía apreciar todo lo que tenía a mi alrededor. Luego volví a recaer y he estado de nuevo en tratamiento de quimioterapia. Otra vez luchando por la vida. Todos estos procesos los he llevado con ánimo y con ilusión por vivir.La enfermedad de cáncer tiene una sobrecarga para el que la padece y es que la gente no lo sepa o no quiera saberlo. Yo jamás he negado ante nadie que la padecía. A todo el que me preguntaba le decía que estaba en tratamiento porque padecía un cáncer. Solamente decir la palabra cáncer asustaba a los demás. Ya te miran como si fueras no una apestada, pero sí una condenada a muerte. Esto hace mucho daño. Son poquísimas las personas que te hablan con naturalidad de esa enfermedad. No sé qué es lo que produce esto; quizá una mala información sobre lo que es un proceso de quimioterapia. Yo lo he padecido, como he dicho, dos años completos. No he dejado de ir a mi trabajo más que cuando estaba internada y los tres o cuatro días siguientes porque me encontraba muy mal.

Un apoyo valiosísimo ha sido el de mi marido, mi familia, mis amigos y los compañeros de trabajo. Y otra ayuda inestimable han sido y son los médicos y enfermeras, por su buen hacer profesional y su humanidad. Espero que estas líneas sirvan de consuelo y apoyo a los que estén en mi misma situación. La lucha por la vida siempre merece la pena y nunca se debe abandonar.- . .

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