Fraga advierte de que su relación con la cúpula nacional del PP no es la de "sí, "bwana"

El presidente de la Xunta de Galicia y líder del PP en la comunidad, Manuel Fraga, inauguró ayer el congreso regional de los populares esforzándose en desmentir que el proceso de "renovación" del partido haya abierto una brecha con la dirección nacional. Fraga resaltó sus coincidencias con la cúpula de su formación y el diálogo que ha mantenido con ella para decidir los cambios orgánicos, pero, al mismo tiempo, advirtió de que nunca ha dicho "sí, bwana" a las indicaciones de Madrid. También insistió en que el debate sobre su sucesión -en noviembre cumplirá 77 años de edad- sigue aplazado y que...

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El presidente de la Xunta de Galicia y líder del PP en la comunidad, Manuel Fraga, inauguró ayer el congreso regional de los populares esforzándose en desmentir que el proceso de "renovación" del partido haya abierto una brecha con la dirección nacional. Fraga resaltó sus coincidencias con la cúpula de su formación y el diálogo que ha mantenido con ella para decidir los cambios orgánicos, pero, al mismo tiempo, advirtió de que nunca ha dicho "sí, bwana" a las indicaciones de Madrid. También insistió en que el debate sobre su sucesión -en noviembre cumplirá 77 años de edad- sigue aplazado y que, cuando llegue el momento, la decisión la tomará el congreso regional.

Manuel Fraga trató ayer de echar tierra sobre las desavenencias con la dirección nacional del partido que trascendieron en las últimas semanas. Primero, por el veto del fundador del PP a una propuesta para designar al ministro de Educación, Mariano Rajoy, como número dos suyo; después, por la negativa de la cúpula de Génova a consentir que el jefe del Ejecutivo gallego nombrase por su cuenta un vicepresidente regional, cargo que podría identificarse con el de su futuro sucesor. Finalmente, Fraga ha renunciado a cubrir esa vicepresidencia, aunque para ello ha tenido que rectificar espectacularmente: hace dos semanas dijo que tal cargo era "necesario" -lo repitió dos veces en la misma rueda de prensa-, pero ayer explicó que prescinde de él por considerarlo un simple "adorno".El congreso, que se clausurará mañana, domingo, y en el que por primera vez el voto será secreto, se encontrará con la mayoría de los cambios orgánicos ya decididos, entre ellos los abandonos del anterior secretario general, Xosé Cuiña, y del presidente provincial de A Coruña, José Manuel Romay, ministro de Sanidad.

Fraga y Xesús Palmou, sustituto de Cuiña, han elegido para la vicesecretaría general a José Manuel Barreiro, próximo al presidente provincial de Lugo, Francisco Cacharro, uno de los barones más notoriamente enfrentados a la dirección nacional.

El 50% de los miembros del comité ejecutivo serán nuevos, aunque para no engordar la lista de víctimas de la renovación se ha acordado ampliar de 32 a 45 el número de miembros de ese órgano. "Nadie queda excluido", explicó Fraga.

La candidatura única, encabezada por Fraga, obtendrá previsiblemente el respaldo casi unánime de los 1.500 compromisarios, pero todo hace indicar que en el futuro continuará la pugna soterrada por controlar la sucesión del presidente de la Xunta. Porque ésta es una cuestión que "no está abierta", según insistió ayer el propio Fraga pese a que "algunos ya daban por seguras ciertas decisiones", agregó sin concretar los destinatarios de su frase. Este fin de semana se celebran también otros congresos regionales del PP, entre los que los más conflictivos, con dos listas, son los de Canarias, Baleares y Melilla.

La cita de Santa Cruz de Tenerife se calentó ayer aún más con las nuevas denuncias de Antonio Luis Medina, el aspirante no oficial a la presidencia, respecto a su rival y actual dirigente, José Manuel Soria, alcalde de Las Palmas y hombre fuerte de Madrid: "Se piensa que es el presidente de Telefónica y quiere dirigir el partido como si fuera una sociedad anónima".

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Medina aún está abierto, no obstante, a un consenso, pero "siempre que se hable de estrategia y organización y se integre a todas las partes". A su vez, el sector afín al ex presidente balear Gabriel Cañellas rechazó ayer un acuerdo de última hora con el candidato oficialista, Jaume Matas.

En Melilla, informa Toñi Ramos, Antonio Gutiérrez, el aspirante respaldado por la dirección nacional, intenta evitar que Abdelmalik el Barkani, responsable de Sanidad de la ejecutiva local, compita contra él.

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