Tribuna:

Disneylandia

Decía Jean Baudrillard hace unos días en A Coruña que el mundo se está convirtiendo en una gigantesca Disneylandia. No anda desencaminado el intelectual francés al analizar los circos que definen este final de siglo. Y los valencianos contamos con una versión de Disneylandia que lleva por pomposo nombre Terra Mítica. Es más, con un poco de esfuerzo de memoria cabrá recordar que los socialistas ya intentaron durante los años ochenta acoger el parque de Mickey Mouse y el Pato Donald entre Vinaròs y Orihuela, aunque al final la multinacional estadounidense optó por París. Ahora y espoleado por co...

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Decía Jean Baudrillard hace unos días en A Coruña que el mundo se está convirtiendo en una gigantesca Disneylandia. No anda desencaminado el intelectual francés al analizar los circos que definen este final de siglo. Y los valencianos contamos con una versión de Disneylandia que lleva por pomposo nombre Terra Mítica. Es más, con un poco de esfuerzo de memoria cabrá recordar que los socialistas ya intentaron durante los años ochenta acoger el parque de Mickey Mouse y el Pato Donald entre Vinaròs y Orihuela, aunque al final la multinacional estadounidense optó por París. Ahora y espoleado por convertir en éxitos propios los fracasos de la izquierda, Eduardo Zaplana desea legar a la posteridad un inmenso parque temático en La Marina Baixa. Mas allá de las dimensiones de Terra Mítica se levantarán 24.000 nuevas viviendas en un territorio hasta ahora virgen y los proyectos urbanísticos en marcha afectan nada menos que a ocho millones de metros cuadrados de los municipios de Benidorm, Finestrat y La Vila Joiosa. La voracidad urbanística no conoce fronteras y los cercanos pueblos de La Nucia y L"Alfàs del Pi anuncian revisiones de sus planeamientos para liberar todavía más suelo. Así las cosas, estas pesadillas megalómanas de la industria turística -vendidas sólo en términos de riqueza y creación de puestos de trabajo- están a punto de ser realidad en una comarca desertizada que sufre constantes restricciones de agua, junto a parajes devastados por incendios forestales, en las inmediaciones de parques naturales como El Montgó, en una zona perdida ya irremisiblemente para un desarrollo armónico y sostenible. Es cierto que Zaplana no ha engañado a nadie cuando ha defendido en sus programas que apostaba por el turismo de sol y playa. Sin embargo, el presidente de la Generalitat ocultó que su oferta política incluía circos al estilo de Disneylandia, unas carpas de cemento y ladrillo levantadas por constructores que encarnan al avaro tío Gilito de Donald. Aquel personaje cuyas pupilas estaban ocupadas por dólares.

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