Rescatan con vida a un niño taiwanés tras pasar 80 horas bajo las ruinas

Chang Chin-hung, otro niño arrancado de las ruinas de su casa de Tali, en el centro de Taiwan, tras pasar más de 80 horas en una burbuja de aire, ha llenado de entusiasmo y esperanza a los cientos de voluntarios: aún existe esperanza para las más de 300 personas que permanecen sepultadas. "Está bien... Sólo necesita beber agua", exclamó un miembro del equipo coreano que participó en el salvamento del chico.

Chang sobrevivió gracias a dos casualidades: quedó atrapado en una burbuja de aire que le permitió respirar y tuvo a su alcance un par de botecitos de metal con los que llamó la ...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Chang Chin-hung, otro niño arrancado de las ruinas de su casa de Tali, en el centro de Taiwan, tras pasar más de 80 horas en una burbuja de aire, ha llenado de entusiasmo y esperanza a los cientos de voluntarios: aún existe esperanza para las más de 300 personas que permanecen sepultadas. "Está bien... Sólo necesita beber agua", exclamó un miembro del equipo coreano que participó en el salvamento del chico.

Chang sobrevivió gracias a dos casualidades: quedó atrapado en una burbuja de aire que le permitió respirar y tuvo a su alcance un par de botecitos de metal con los que llamó la atención de los equipos de rescate. Éstos emplearon herramientas de alta tecnología y perros adiestrados -mucho más efectivos que las máquinas- para detectar el lugar exacto en el que estaba el niño, de seis años.Chang no estaba lejos del cuerpo sin vida de sus padres. "¿Por qué estoy aquí?", preguntó a su tío, que se encontraba en el exterior sirviendo de intérprete. "Está muy oscuro... necesito agua", decía Chang con un hilo de voz.

Este milagroso salvamento ha llevado una brizna de esperanza a las decenas de voluntarios, nacionales e internacionales, que desde hace días pugnan por desenterrar más supervivientes. Las autoridades estiman que unas 300 personas permanecen bajo los escombros. "Siempre queda un rayo de esperanza, pero ésta se va desvaneciendo poco a poco", reconoció uno de los coreanos.

La dramática historia del niño Chang ha llenado páginas en los diarios y minutos de televisión. Se ha convertido un poco en el símbolo de un país que lucha por recuperarse de los efectos del terrible terremoto del martes: más de 2.100 muertos, unos 10.000 heridos y 80.000 personas sin hogar. Ayer, en Taiwan, miles de personas desafiaron la desgracia y festejaron como pudieron el festival de la luna de otoño. "Este año lo celebramos como refugiados", musitó Lee Yau-ming, "pero somos muy afortunados después de todo, los 13 miembros de nuestra familia están con vida y juntos".

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En