Tribuna:

LA CRÓNICA El pueblo de los mil museos ISABEL OLESTI

No serán mil, pero muchos están convencidos -aunque no esté comprobado científicamente- de que L"Espluga de Francolí alberga el mayor número de museos por habitante de Europa. Si se tiene en cuenta que el pueblo reúne 3.700 vecinos y que existen tres museos consolidados, uno más que se inaugurará antes de fin de año, otro en estudio y una antigua iglesia, la cosa da que pensar. L"Espluga, situado en la sierra de Prades, en la Conca de Barberà, es uno de aquellos pueblos medianos donde la gente se mueve por tener una oferta cultural considerable, además de reflejar una de las mejores organizac...

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No serán mil, pero muchos están convencidos -aunque no esté comprobado científicamente- de que L"Espluga de Francolí alberga el mayor número de museos por habitante de Europa. Si se tiene en cuenta que el pueblo reúne 3.700 vecinos y que existen tres museos consolidados, uno más que se inaugurará antes de fin de año, otro en estudio y una antigua iglesia, la cosa da que pensar. L"Espluga, situado en la sierra de Prades, en la Conca de Barberà, es uno de aquellos pueblos medianos donde la gente se mueve por tener una oferta cultural considerable, además de reflejar una de las mejores organizaciones turísticas de interior. Tuve contacto con L"Espluga durante los 15 años que fui allí sin interrupción a impartir unas clases. Iba yo con un Dyane rojo tan hecho polvo que su inclinación tenía aterrorizados a los conductores, que me pitaban en cada adelantamiento y me señalaban el coche con el dedo. Aquellos viajes desde Reus, a las cuatro de la tarde de cada lunes de todo el curso escolar, eran más que una aventura. No sólo ponía a prueba a mi querido Dyane contra las inclemencias del tiempo (nieve, vendavales, lluvias torrenciales...), una maltrecha carretera que terminaron de arreglar precisamente cuando me despedí del trabajo y algunos pasos a nivel donde se formaban largas colas de camiones, sino que podía controlar al milímetro el paso de una estación a otra observando los campos que atravesaba: la luz, los colores, la infinidad de plantas y flores silvestres que llenaban la cuneta en primavera... eran un espectáculo que me tenía encandilada. La verdad es que dejé las clases con añoranza, sobre todo por el trato con la gente de allí. Ahora el viaje a L"Espluga no tiene nada que ver con todo aquello: la carretera es casi una autovía y ya no atraviesa los pueblos, y por lo tanto no hay que sufrir los semáforos, los pasos a nivel se han sustituido por puentes, los camiones van por la autopista y hasta parece que nieva menos y que el viento se haya apaciguado. Todo ello ayuda a que el turismo se acerque a este rincón de la Conca: visite Poblet y los museos de L"Espluga, compre vino y carquinyolis, y dése un buen atracón en el hostal del Senglar, punto de referencia para muchos glotones. Los de L"Espluga han ideado una oferta para que el turista vuelva al pueblo: con una entrada de 1.100 pesetas se pueden visitar todos los museos durante un año, de agosto de 1999 al del 2000. Además tienen un descuento del 25% en la entrada más otro del 10% en restaurantes, comercios y hoteles; a ello hay que añadir el sorteo de un obsequio. Difícilmente se encuentran tantas ventajas para que los museos se llenen. Pero en L"Espluga lo han conseguido. La ruta propone la visita de la Cueva Museo de la Font Major -una impresionante cueva prehistórica con un lago-, el Museo del Vino, el de la Vida Rural y la iglesia gótica de Sant Miquel. Antes de finalizar el año se inaugurará el Museo de la Cova de la Vila, una prolongación de la Font Major, donde se han encontrado restos del paleolítico y donde se montará una escenografía que recorre desde la época de los primates al hombre actual. Otro proyecto en marcha es la construcción del Museo del Alcohol con la colaboración del Museo de la Ciencia y la Técnica de Terrassa, dentro de la campaña que éste ofreció a los pueblos que tuvieran alguna antigua fábrica relacionada con la ciencia y la técnica. En este caso se trata de una de las destilerías de aguardiente más antiguas de Cataluña. Fue abandonada en 1960, pero en su interior aún conserva los útiles de fabricación de destilados. En 1994 sufrió las consecuencias de un tornado y se quedó sin techo; el Ayuntamiento la compró en el 1996 y ahora se convertirá en otro museo. No sería nada extraño que dentro de unos meses apareciera una nueva idea para sumar otro museo más a la lista. Y es que en L"Espluga, con su belleza paisajística, clima templado, buena gastronomía y la cercanía a Poblet, saben lo que tienen entre manos, sólo es cuestión de sacar partido de todo lo que su propio pueblo esconde.

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