MUJERES

Francia busca modelo

Renovar la cara de la República es una misión tan comprometedora y trascendental que al presidente de la Federación de Municipios Franceses, Jean-Paul Delevoye, no se le ha ocurrido nada mejor que dejar el asunto en manos de sus colegas. Los 36.778 alcaldes de Francia han sido convocados a las urnas para elegir a la nueva Marianne, la figura alegórica, presente en los sellos, las monedas y en los estamentos oficiales, que encarna a la República desde los primeros albores de la Revolución. El escrutinio se presenta reñido porque, de acuerdo con los sondeos, Laetitia Casta, la explosiva Falbala ...

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Renovar la cara de la República es una misión tan comprometedora y trascendental que al presidente de la Federación de Municipios Franceses, Jean-Paul Delevoye, no se le ha ocurrido nada mejor que dejar el asunto en manos de sus colegas. Los 36.778 alcaldes de Francia han sido convocados a las urnas para elegir a la nueva Marianne, la figura alegórica, presente en los sellos, las monedas y en los estamentos oficiales, que encarna a la República desde los primeros albores de la Revolución. El escrutinio se presenta reñido porque, de acuerdo con los sondeos, Laetitia Casta, la explosiva Falbala que trae de cabeza a Gerard Depardieu en Astérix y Obélix contra el César, está en condiciones de batir a la también modelo Estelle Hallyday, preferida por la derecha política.Antigua niña mimada de los modistos más selectos y hoy reivindicada madre de familia que proclama oportunamente su apego por "las tradiciones", la elegante Estelle Hallyday ocupa el primer lugar en la intención de voto y puede beneficiarse de la división imperante en el terreno adversario donde la cálida voz y el estilo personal de la cantante Patricia Kaas cuenta también con bastantes partidarios. Aunque todo está en el aire -la votación tendrá lugar a final de mes y el desenlace no se conocerá hasta mediados de octubre-, la campeona de wind surf, Nathalie Simon, admirada tanto por sus hazañas como por su soberbia silueta, y la presentadora de televisión Daniela Lumbroso parecen disponer de menores opciones.

En todo caso, haya o no, finalmente, duelo supremo de top models, el cotizado título de Marianne seguirá estando en manos de una de estas cinco seductoras mujeres que se asoman a todas horas por la televisión. Además del glamour añadido y de la gloria de ver tu rostro esculpido en los bustos que adornan los centros públicos, convertirse en la Marianne supone una promoción comercial extraordinaria que, sin embargo, como se ha visto en el caso de la anterior "embajadora" de la República, Inès de la Fressange, no preserva necesariamente contra la caída en desgracia. Inès Marie Laeticia Eglantine Isabelle de Seignard de la Fressange, la modelo vedette que alumbraba los salones del lujo parisiense, acaba de ser despedida por su socio Fran-çois Louis Vuitton y privada del derecho a explotar su propio nombre.

Los bustos de Marianne que fabrica el taller del Louvre llevarán ahora los rasgos de la nueva titular, si bien es posible que la fidelidad sentimental de algunos alcaldes le permita seguir luciendo sus estirados rasgos en determinados salones de plenos. De hecho, los bustos que reproducen los rostros de las Mariannes posteriores a la Segunda Guerra Mundial, Brigitte Bardot, Mireille Mathieu y Catherine Deneuve, no han desaparecido totalmente de las instancias oficiales.

La polémica, inevitable, cuestiona permanentemente la representatividad de estas hermosas mujeres, su aportación real a la sociedad francesa y, en algunos casos, pretende trazar una raya nostálgica entre las modernas top models, juzgadas insustanciales y artificiosas, y las glorias de la Bardot, hoy próxima al Frente Nacional y más amiga de los animales que de los hombres, el ruiseñor de Aviñón y la Deneuve, que después de sus últimos "arreglos estéticos" ha perdido quince años, pero también la pátina reverencial que tuvo siempre de "gran señora".

La protesta ha llegado esta vez por boca de la alcaldesa de Artigues-près-Bordeaux, Fran-çoise Cartron, quien tacha de "conformistas y triviales" los criterios de selección seguidos por la federación de municipios y sostiene que hay que interrogarse sobre la imagen de mujer francesa que proyectan unas candidatas elegidas preferentemente por su atractivo físico. Es una polémica discreta, porque fuera de la clase política llamada a pronunciarse, el asunto encuentra bastante indiferencia en esta Francia que ha hecho de su equipo de fútbol el símbolo primero de la nación.

Ninguna de las cinco candidatas encaja con la figura de la mujer social o políticamente comprometida, capaz de abrir nuevos caminos ni, mucho menos, permite atribuirle la representación del pueblo.

Mari-Anne, nombre muy común en la Francia de 1789, fue adoptado por Barrás y sus correligionarios para definir a la República naciente. El gorro frigio que adorna la cabeza de Marianne se inspira en los que portaban los esclavos liberados en la Grecia y Roma antiguas y en la toca de los revolucionarios que llegaban del Sur. Nada que ver, tampoco, con las figuras de las Mariannes de pecho desnudo, símbolo de la combatiente revolucionaria que los sans culottes enarbolaban en los tiempos de la comuna. Nada que ver, claro está, salvo que se pretenda encontrar un paralelismo imposible con la disposición de Laetitia Casta a mostrar esos pechos famosos que, según ella, tienen denominación de origen "made in Normandía, desarrollada a base de tortas y de galletitas de manteca".

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