Junta y Gobierno acusan a Boliden de retrasar la limpieza final del Guadiamar

Boliden, la empresa propietaria de la mina de Aznalcóllar, no ha cumplido los plazos previstos por las administraciones para la limpieza de las graveras y el tramo del cauce del Guadiamar más próximos a la explotación. Los coordinadores de la Junta y el Gobierno central, que pretenden terminar las últimas tareas en octubre, trasladaron ayer sus quejas al representante de la empresa sueco-canadiense y anunciaron que asumirán trabajos asignados a la firma para evitar que las lluvias arrastren la contaminación residual que aún queda tras el vertido tóxico del 25 de abril de 1998.

El coodin...

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Boliden, la empresa propietaria de la mina de Aznalcóllar, no ha cumplido los plazos previstos por las administraciones para la limpieza de las graveras y el tramo del cauce del Guadiamar más próximos a la explotación. Los coordinadores de la Junta y el Gobierno central, que pretenden terminar las últimas tareas en octubre, trasladaron ayer sus quejas al representante de la empresa sueco-canadiense y anunciaron que asumirán trabajos asignados a la firma para evitar que las lluvias arrastren la contaminación residual que aún queda tras el vertido tóxico del 25 de abril de 1998.

El coodinador de la Junta, José Antonio Viera, y el representante del Gobierno central, Félix Pérez Miyares, volvieron ayer a reunir la comisión creada por las dos administraciones para coordinar sus actuaciones tras el vertido tóxico. Ambos informaron de los últimos cometidos encargados por el comité de expertos científicos: el tratamiento de la contaminación residual en el valle y la limpieza del lecho del río, donde aún había lodos tóxicos depositados. Para la retirada de lodos del cauce, la comisión dividió el río en dos tramos: Boliden se comprometió a realizar la limpieza de los 15 primeros kilómetros aguas abajo de la mina, mientras que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) se hizo cargo de los 37 kilómetros restantes. La diferencia en el ritmo de trabajo mantenido en los últimos ocho meses es evidente, según los datos que expuso Pérez Miyares. Los operarios de la CHG han terminado su tarea en 32 kilómetros y los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente han dado ya su visto bueno al 70% del cauce limpiado; por contra, la firma propietaria de la balsa minera cuya rotura provocó el vertido, sólo ha finalizado su labor en 5 kilómetros, de los que sólo el 7% ha recibido el aval de Medio Ambiente. "Ambas administraciones le vamos a trasladar a Boliden nuestra queja oficial por este incumplimiento", aseguró Viera. El coordinador de la Junta indicó que Medio Ambiente se hará cargó del tratamiento de la contaminación residual en fincas agrícolas próximas a la mina (109 hectáreas) y que Junta y Gobierno pondrán los equipos técnicos necesarios para agilizar la limpieza del cauce y de las graveras asignadas a Boliden. "Si se mantiene el ritmo de la empresa, no acabamos nunca y eso no podemos permitirlo", dijo Pérez Miyares, quien, en todo caso, matizó que "esto no les saldrá gratis". La intención de las administraciones es descontar el importe de este trabajo extra de las ayudas públicas que aún debe recibir Boliden. La firma,que estudia ampliar su dispositivo para acelerar los trabajos, ha concluido ya la berma de seguridad y la pantalla de bentonita que rodean la balsa siniestrada, cuyo sellado está tambien casi finalizado. La última fase de la limpieza movilizará unos 800.000 metros cúbicos de tierra (más del 90%) y lodos tóxicos (se vertieron dos millones de metros cúbicos) y elevará la factura de la operación realizada por Junta y Gobierno a unos 20.000 millones de pesetas.

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