Reportaje:

Jovencísimos virtuosos del violín

Silencio, concentración, virtuosismo y una madurez escénica que sorprende a los numerosos espectadores son algunos de los elementos que acompañan las eliminatorias del concurso internacional de violín Pablo Sarasate. Un certamen en el que esta semana se miden 23 intérpretes procedentes de catorce países, algunos tan dispares como Albania o Corea. La novedad de este año es la juventud de los violinistas. El benjamín tiene 12 años. Y sólo una alcanza los 27. De tener un año más, hubiera quedado excluida del concurso. Cientos de aficionados han pasado por el Teatro Gayarre de la capital navarra...

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Silencio, concentración, virtuosismo y una madurez escénica que sorprende a los numerosos espectadores son algunos de los elementos que acompañan las eliminatorias del concurso internacional de violín Pablo Sarasate. Un certamen en el que esta semana se miden 23 intérpretes procedentes de catorce países, algunos tan dispares como Albania o Corea. La novedad de este año es la juventud de los violinistas. El benjamín tiene 12 años. Y sólo una alcanza los 27. De tener un año más, hubiera quedado excluida del concurso. Cientos de aficionados han pasado por el Teatro Gayarre de la capital navarra para asistir a las interpretaciones, que comenzaron con el armenio Karen Shakhgaldyan, de 22 años, y que cerró el portugués Pedro Sequeira, de 18, bajo la permanente y atenta mirada del jurado internacional de la prueba, presidido por Vladimir Spivakov, violinista, fundador y director de una de las mejores orquestas de cámara del mundo, Los Virtuosos de Moscú. Hoy miércoles se sabrá qué seis artistas pasarán a la fase final. Sólo catorce intérpretes pasaron la primera eliminatoria de este concurso al que España y Rusia aportan la mayoría de los participantes. La prueba de Valery Sokolov, de 12 años, el más joven de los concursantes en un certamen cuya edad media es esta vez de 21 años, fue una de las más esperadas. El chaval pasó a la segunda fase. Al igual que sus compañeros y durante 35 minutos, Valery tocó piezas obligatorias y otras a elegir entre la obra de Bach, Beethoven, Paganini y Sarasate, autores predeterminados en las bases del concurso. Acompañados por sus propios pianistas, estos niños, adolescentes y jóvenes han ido dejando muestras de su buena técnica en los oídos de un jurado exigente en el que hay, por ejemplo, catedráticos de música, profesores de prestigiosas escuelas de violín. El portavoz del jurado y director de música en la Yehudi Menuhin School, Robert Masters, ha señalado que premiarán, sobre todo, la comunicación: "Juzgaremos lo que estos jóvenes transmitan con su música". Los participantes optan al 1,5 millón de pesetas del primer premio, estudiar con el profesor que elijan y ser primer violín en las mejores orquestas españolas en una serie de diez conciertos. Durante ese camino hacia el premio que es el concurso están obligados a tocar sin partitura, de memoria. Una de las elegidas por la mayoría para demostrar su destreza musical ha sido Aires bohemios, del compositor y violinista navarro que da nombre al concurso, junto a la que han venido sonando títulos como Capricho vasco, Zapateado, Habanera o Introducción y Tarantela. El concurso, de carácter bienal, fue ganado en su última edición, celebrada en 1997, por Yi-Jia Hou y finalizará con un concierto ofrecido por el presidente del jurado, acompañado al piano por Serguei Bezrodni y la Orquesta Pablo Sarasate, dirigida por José Luis García Asensio.

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