Tribuna:

La posteridad

Todo es hoy "post". La post-modernidad, la post-identidad, la post-sexualidad, la post-ciencia. El siglo acaba y, ante un futuro sin transparencia, los fenómenos nuevos que se registran son recibidos como si fueran elementos que nos llegaran retrasados, algo después de la clausura de la época. Se habla incluso de una post-humanidad, porque ahora, con las factibles clonaciones humanas o las subastas de niños en la Red, se hace imaginable una post-especie que empezaría a nacer en Internet, y de sus fantásticas oportunidades para convertirse en otro. De hecho, dentro del océano de la Red, a trav...

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Todo es hoy "post". La post-modernidad, la post-identidad, la post-sexualidad, la post-ciencia. El siglo acaba y, ante un futuro sin transparencia, los fenómenos nuevos que se registran son recibidos como si fueran elementos que nos llegaran retrasados, algo después de la clausura de la época. Se habla incluso de una post-humanidad, porque ahora, con las factibles clonaciones humanas o las subastas de niños en la Red, se hace imaginable una post-especie que empezaría a nacer en Internet, y de sus fantásticas oportunidades para convertirse en otro. De hecho, dentro del océano de la Red, a través de su comercio de armas, municiones, misiles, máscaras o estupefacientes, se va constituyendo el mapa de una humanidad alternativa, más allá del presente de la humanidad y más allá del tiempo corriente. Porque, igual que en el punto del mach-1 la velocidad del vehículo supera a la velocidad de su onda sonora, en Internet la rapidez del porvenir que allí se representa rebasa la lenta cadencia del día a día. Pronto el mundo que reside en el ciberespacio -su gran velocidad de sexo, de invención o de lenguajes- traspasará la línea de la pantalla y futuro o presente serán lo mismo, pero, entretanto, mientras la filtración no se ha completado, dos realidades coexisten en una simultaneidad inédita.

Por primera vez en la historia humana el futuro no es una especulación distante, sino que, gracias a los sucesos de Internet, el futuro se muestra con una presencia fuerte e interactiva. Hasta hace poco se admitía que haciendo esto o aquello con nuestro presente se lograría modificar el porvenir. Ahora se ve, paradójicamente, que es también actuando sobre el porvenir, plasmado en el orbe de Internet, como se influye en la vida corriente. Cada vez más, los gobiernos, en lugar de preocuparse sólo por legislar sobre lo real para ordenar lo posible, se afanan en legislar sobre lo virtual para gestionar lo existente.

Hasta ayer decíamos: la profecía del suceso es el suceso de la profecía. Pero ahora la profecía es ya imposible; se adelanta con su formidable velocidad al hecho y, por tanto,todo cuanto ocurra en adelante será "post". Es decir, más allá de nuestra humilde y antigua idea de las cosas.

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