ESPACIO

Los últimos de la 'Mir' ya están en la Tierra

Los tres astronautas rusos aterrizaron con algunos problemas causados por el viento

Ya es un hecho: el espacio está nuevamente deshabitado y a la Tierra la ronda un nuevo fantasma. Es la Mir, la estación orbital rusa, ahora silenciosa y vacía. Los tres últimos astronautas realizaron el descenso como estaba previsto y, sin ningún tipo de problemas, aterrizaron en las estepas de Kazajstán. El regreso del comandante Víktor Afánasiev, el ingeniero Serguéi Avdéyev y el astronauta francés Jean-Pierre Haignère se produjo a las 2.33 del sábado, hora peninsular española, dos minutos antes de la hora prevista y a 80 kilómetros al norte de la ciudad de Arkalik.

La cápsula de ater...

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Ya es un hecho: el espacio está nuevamente deshabitado y a la Tierra la ronda un nuevo fantasma. Es la Mir, la estación orbital rusa, ahora silenciosa y vacía. Los tres últimos astronautas realizaron el descenso como estaba previsto y, sin ningún tipo de problemas, aterrizaron en las estepas de Kazajstán. El regreso del comandante Víktor Afánasiev, el ingeniero Serguéi Avdéyev y el astronauta francés Jean-Pierre Haignère se produjo a las 2.33 del sábado, hora peninsular española, dos minutos antes de la hora prevista y a 80 kilómetros al norte de la ciudad de Arkalik.

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La cápsula de aterrizaje, que se dio la vuelta debido al fuerte viento que soplaba en la zona, fue recibida en medio de las estepas kazajas por el grupo de búsqueda, médicos y colegas: unas 170 personas en total. Junto a ellos había 11 helicópteros.El más afortunado de los tres viajeros espaciales fue Haignère: en tierra le esperaba su esposa Claudie Andre-Deshays, astronauta también y veterana de la Mir. En 1996, ella cumplió una misión de 16 días en la estación orbital rusa. Por cierto, Haignère también tuvo la misma suerte en el despegue, ya que su esposa era su reserva para el caso de que él enfermara y no pudiera volar; por eso, Claudie estuvo hasta el último minuto con Jean-Pierre.

El recibimiento fue alegre, pero con un deje de tristeza por el hecho de que la Mir ha quedado sola. Al despedirse de ella, Afanásiev dijo: "Abandonamos la estación de una manera inusual, sin pasar el testigo a otra tripulación, y por eso tenemos un sentimiento de amargura en el alma. Dejamos un pedacito de Rusia, abandonamos lo que nosotros construimos en el espacio, y no sabemos qué construiremos después".

Avdéyev dio la nota optimista al agregar que abandonaban la estación orbital "en las mejores condiciones para un posible trabajo futuro".

Un vez en tierra, los tres astronautas fueron llevados inmediatamente a una tienda de campaña color naranja donde pasaron su primer examen médico, que resultó satisfactorio. De allí fueron trasladados al aeropuerto de Arkalik, capital de la provincia de Turgái, en el noroeste de Kazajstán. Después volaron a Astaná, la capital kazaja, donde Afanásiev, ya de pie pero ayudado por dos personas, hizo más declaraciones: "Será una gran pena si perdemos la estación. No sólo Rusia sino la humanidad entera no contará con un estación semejante por un largo tiempo".

Los astronautas partieron finalmente con destino a Rusia y aterrizaron en el aeropuerto de Chkálovsk, en los alrededores de Moscú, a las diez y media de la mañana. Su destino final: la Ciudad de la Estrellas. Allí, junto al Centro de Preparación de Cosmonautas, pasarán un periodo de rehabilitación para reacostumbrarse a las condiciones terrestres. Según los médicos, "el estado de los astronautas es adecuada a las sobrecargas que recibieron durante su permanencia en el espacio", lo que traducido a un lenguaje normal significa que se sienten como la mayoría de los cosmonautas después de haber pasado un largo tiempo en la Mir.

Que Afanásiev, Avdéyev y Haignère se encuentran bien lo demuestran tanto sus propias declaraciones -"Me siento muy bien y mi salud es perfecta", declaró el primero- como el hecho de que ya mañana darán una conferencia de prensa en el club de la Ciudad de las Estrellas.

Los que piensan que Rusia podrá encontrar financiación y seguir explotando la Mir son los menos. "Las posibilidades de continuar explotando la Mir en un régimen pilotado son mínimas", declaró ayer Borís Ostroúmov, vicedirector general de la Agencia Espacial Rusa. "Sabíamos que los fondos presupuestarios se agotaban en agosto y por eso se tomó la decisión de hundir la estación este mismo mes, y los encargados de hacerlo debería haber sido la tripulación que acaba de regresar a la Tierra. Pero después decidimos intentar mantener la estación en órbita hasta abril de año 2000", explicó, especificando que si no encontraban financiación en los próximos meses, el hundimiento de la Mir será inevitable.

Esta no es la primera vez que en sus 13 años y medio de funcionamiento la Mir queda deshabitada. Lanzada el 20 de febrero de 1986, la estación orbital rusa recibió a la primera tripulación apenas un mes después, el 15 de marzo. Los astronautas Leonid Kizim y Vladímir Soloviov no sólo inauguraron la casa espacial sino que tuvieron que volar a la anterior, la Saliut-7. Esta hacía ya cinco meses que giraba alrededor de la Tierra en régimen autómatico.

Después de pasar 50 días en la Saliut, Kizim y Soloviov regresaron a la Mir, que abandonaron el 16 de julio. Desde esa fecha hasta el 8 de febrero de 1987 la estación permaneció vacía. Después, en 1989, volvió a quedar deshabitada; en total, la Mir ha estado sin tripulación 13 meses y medio. Pero durante los últimos diez largos años la Mir no se quedó ni un sólo día vacía: las tripulaciones se sucedían unas a otras y el reemplazo se realizaba en el espacio, después de que la anterior y la nueva trabajaran juntas alrededor de una semana.

La experiencia de los años 80 demuestra que no hay problemas serios en volver a habitar una estación orbital: para ello sólo se necesita enviar un equipo de fontaneros que haga las reparaciones imprescindibles y la ponga a punto. El auténtico problema es el vil dinero: Rusia no tiene suficientes medios para participar en la Estación Espacial Internacional, actualmente en construcción y, al mismo tiempo, seguir explotando la Mir. La Mir, que cierra una época en la historia de la astronáutica, es la última de una serie de estaciones rusas: la Almaz, lanzada en los años sesenta, fue la primera; a ella le siguió la Zariá; y después hubo siete variantes de Saliut.

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