Los partidos catalanes se preparan ante el inminente duelo electoral Maragall-Pujol

El presidente se enfrenta por vez primera a un candidato con opciones de victoria

El mundo político catalán espera que Jordi Pujol convoque esta semana las que serán sus últimas elecciones autonómicas. El aspirante a sucederle, el ex alcalde socialista de Barcelona Pasqual Maragall, lleva ya un año recorriendo Cataluña. Su imagen ha aparecido esta semana en más de 300 vallas publicitarias en el área metropolitana barcelonesa con el reclamo Juntos cambiaremos Cataluña. Los esfuerzos de los nacionalistas de CiU se concentran en evitar que cale la idea de que ha llegado la hora del relevo de Pujol, que a sus 69 años de edad lleva 19 presidiendo el Gobierno catalán.

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El mundo político catalán espera que Jordi Pujol convoque esta semana las que serán sus últimas elecciones autonómicas. El aspirante a sucederle, el ex alcalde socialista de Barcelona Pasqual Maragall, lleva ya un año recorriendo Cataluña. Su imagen ha aparecido esta semana en más de 300 vallas publicitarias en el área metropolitana barcelonesa con el reclamo Juntos cambiaremos Cataluña. Los esfuerzos de los nacionalistas de CiU se concentran en evitar que cale la idea de que ha llegado la hora del relevo de Pujol, que a sus 69 años de edad lleva 19 presidiendo el Gobierno catalán.

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Los más estrechos colaboradores de Pujol y sus aliados democristianos de Unió Democràtica (UDC) tienen todo a punto para una inminente convocatoria de los comicios. Los partidos de la oposición también. El Consejo Ejecutivo se reunirá en sesión extraordinaria este martes. Si el presidente decide ese día a disolver el Parlament las elecciones se llevarían a cabo el 17 de octubre. Otra fecha que se baraja es la del 24 del mismo mes, lo que permitiría esperar hasta finales de agosto para convocarlas, fecha en la que concluye una campaña de propaganda institucional de la Generalitat en los medios de comunicación. En cualquier caso, desde las mismas filas de la coalición nacionalista y el propio Ejecutivo se mantiene la reserva sobre la fecha concreta, debido a la peculiar idiosincrasia de Pujol, poco dado a compartir decisiones.En plenas vacaciones de agosto, la cúpula de Convergència ha comenzado a dar pasos acelerados para situarse ante lo que, sea cual sea el resultado de estas autonómicas, será el fin de la larga etapa protagonizada por Pujol. El primero de estos pasos fue anunciar que estas elecciones serán las últimas con Pujol como candidato. Luego, la dirección convergente advirtió de que en la próxima legislatura habrá que abordar la designación, inevitable, del sucesor de Pujol como líder del partido.

Los jóvenes empujan. Retirados Miquel Roca, Josep María Cullell y Macià Alavedra y condenado Joaquim Molins a ejercer como opositor en el Ayuntamiento de Barcelona, una nueva generación ha tomado el control de CDC. Ha sido ésta la que apoya a Artur Mas, actual consejero de Economía, como el número dos de la candidatura y aspirante a ser el futuro heredero de Pujol. Mas, un tecnócrata con escaso perfil político, cuenta también con un factor imprescindible en este partido: el apoyo del entorno familiar de Pujol.

Felip Puig, secretario de organización de CDC y exponente de esta generación, ha planteado esta semana que en la próxima legislatura se aborde el futuro de la coalición nacionalista, que propone convertir en un solo partido fusionando Unió y Convergéncia. Ni qué decir tiene que los democristianos, un partido con 67 años de historia a cuestas, se han apresurado a rechazar la idea.

Tras los malos resultados obtenidos por CiU en las elecciones municipales de junio, la autonómicas de otoño se presentan más abiertas que nunca. No hay pronósticos de ganador y las encuestas de los nacionalistas les atribuyen, en el mejor de los casos, una ventaja sobre los socialistas de 10 escaños. Tanto CiU como el PSC creen que estas elecciones se decidirán en lala campaña.

Guiños al centro

La particularidad de estas elecciones es que por vez primera desde 1980 Pujol se enfrenta a un rival con fuerte atractivo electoral y experiencia de gobierno. Maragall obtiene en todos los sondeos de opinión una valoración más alta que su contrincante. Maragall lleva un año promoviendo una plataforma propia, denominada Ciutadans pel Canvi, con la que pretende atraerse a los electores que simpatizan con él, aunque no sean votantes socialistas. Durante este año, el candidato del PSC ha reiterado los gestos hacia los electores de habla castellana a los que ofrece una política educativa y cultural menos ideologizada que la aplicada por Pujol y más atenta al bilingüismo.Los socialistas ganaron claramente las elecciones municipales y europeas en Cataluña. Le sacaron 10 puntos a CiU en las locales y 5 en las europeas. Ahora se sienten capaces de ganar las autonómicas, a poco que consigan vencer la tendencia abstencionista mantenida por una parte de sus electores en todas las anteriores autonómicas. Por eso, las más de 300 vallas publicitarias colocadas esta semana se han concentrado en las ciudades del cinturón industrial de Barcelona.

Maragall ha renunciado a concurrir en coalición con Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V), en contra de lo que había anunciado en diciembre de 1998. De esta forma ha evitado que su candidatura escore a la izquierda, y esté más en consonancia con los planteamientos social-liberales que predica. Para septiembre prepara nuevos actos con empresarios, tanto para recaudar fondos con los que financiar su campaña como para seguir disputándole a Pujol votos del catalanismo moderado que le votaban ya cuando era alcalde.

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