Un nuevo eje viario conectará Horta con las playas del Poblenou

El alcalde accidental de Barcelona, Antoni Santiburcio, visitó ayer las obras de la apertura de la calle de Bilbao, entre las de Llull y Ramon Turró, que permitirá crear un nuevo eje viario que comunicará el barrio de Horta con las playas del Poblenou. A pie de obra, provisto de mapas y planos del proyecto, el segundo teniente de alcalde dijo, refiriéndose a la apertura de la calle de Bilbao, que se está recuperando "la vocación marítima de Barcelona" con este nuevo eje mar-montaña. Santiburcio comentó que la citada vía es ya una de las más largas de la ciudad, "algo que la gente desconoce", ...

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El alcalde accidental de Barcelona, Antoni Santiburcio, visitó ayer las obras de la apertura de la calle de Bilbao, entre las de Llull y Ramon Turró, que permitirá crear un nuevo eje viario que comunicará el barrio de Horta con las playas del Poblenou. A pie de obra, provisto de mapas y planos del proyecto, el segundo teniente de alcalde dijo, refiriéndose a la apertura de la calle de Bilbao, que se está recuperando "la vocación marítima de Barcelona" con este nuevo eje mar-montaña. Santiburcio comentó que la citada vía es ya una de las más largas de la ciudad, "algo que la gente desconoce", y que forma un eje con la calle de Navas de Tolosa y con el paseo de Maragall hasta la plaza de Eivissa, en el barrio de Horta. El tramo ya finalizado, entre Llull y Ramon Turró, corresponde a la primera fase de urbanización del PERI (Plan Especial de Reforma Interior) de la Papelera del Poblenou. Tiene una anchura de unos 20 metros y está dotado de alumbrado público, alcantarillado, agua, luz, gas y teléfono. El último tramo del proyecto, cuyas obras comenzarán el próximo año, según Santiburcio, permitirá enlazar el trazado actual con las playas y con la ronda Litoral. El plan de apertura de la calle de Bilbao entre Llull y Ramon Turró tiene un presupuesto de 600 millones de pesetas, y "no han costado un duro a los ciudadanos", apuntó el alcalde accidental de Barcelona. El dinero lo han aportado los promotores inmobiliarios de las 192 viviendas previstas para construir en esta zona. El Ayuntamiento de Barcelona facilitó a los propietarios la tramitación y ejecución del plan urbanístico de la zona y redactó y contrató los derribos de las fábricas afectadas. Se ha excluido de los derribos el edificio de Can Saladrigas, una vieja reivindicación vecinal.

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