Vanderkeybus explora el mundo del deseo en su nueva coreografía

Quería explorar el universo del deseo. Esto es lo único que el creador Wim Vanderkeybus tenía claro cuando empezó a componer su espectáculo más reciente, In spite of wishing and wanting, que se presenta desde hoy y hasta el lunes en el Mercat de les Flors, en el marco del festival de verano Grec. A partir de esta idea inicial, Vanderkeybus, que rehúye trabajar con un guión previo, fue dando forma a este ecléctico espectáculo, una coreografía de danza interpretada por 10 bailarines que incluye también la proyección de una película dirigida por él mismo. Durante la construcción del montaje, i...

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Quería explorar el universo del deseo. Esto es lo único que el creador Wim Vanderkeybus tenía claro cuando empezó a componer su espectáculo más reciente, In spite of wishing and wanting, que se presenta desde hoy y hasta el lunes en el Mercat de les Flors, en el marco del festival de verano Grec. A partir de esta idea inicial, Vanderkeybus, que rehúye trabajar con un guión previo, fue dando forma a este ecléctico espectáculo, una coreografía de danza interpretada por 10 bailarines que incluye también la proyección de una película dirigida por él mismo. Durante la construcción del montaje, inspirado levemente en dos historias breves de Julio Cortázar, Vanderkeybus no trabajó sólo: los bailarines de su compañía, Última Vez, y el músico David Byrne, creador de todo el ambiente sonoro, han sido sus estrechos colaboradores. En In spite of wishing and wanting (A pesar de querer y desear) todos los bailarines son varones. El autor del espectáculo decidió que fuera así porque no quería que el público asociara el deseo a la atracción entre el hombre y la mujer. Vanderkeybus ha optado por una visión mucho más global del tema, lo presenta de un modo genérico "porque es muy difícil contarle tus deseos al público". Y puesto que el subconsciente está mucho más próximo a las emociones que la razón, el creador ha optado por una coreografía que remite al acto físico de dormir. Emulando las diferentes partes del sueño, los bailarines -uno de ellos invidente- van pasando de estados de reposo absoluto a otros de gran actividad, de movimientos bruscos. Expresan sus estados de ánimo no sólo con el lenguaje del cuerpo, sino que en muchos casos recurren también a la palabra: el montaje, que carece de escenografía, tiene diversos ingredientes teatrales. "Bailar es abstracto, mientras que cuando hablas lo que dices tiene un significado. Me gusta combinar las dos cosas, lo inexplicable con lo que se puede contar", afirma el director. Los pasajes de sueño en movimiento interpretados por los bailarines se intercalan con la proyección fragmentada de una película de 20 minutos de duración que Vanderkeybus rodó en italiano. Cortázar En este trabajo audiovisual, en el que se manifiesta más claramente la influencia de Cortázar, se cuenta la historia de un vendedor de gritos, insultos y últimas palabras que se enfrenta a la muerte sin haber caído en la cuenta de comprar para sí una frase final. "La película insiste en el tema de que todo está inventado, robado, se ha aprendido de alguna otra cosa", explica Vanderkeybus, que el domingo realizará una audición en Barcelona para contratar a los bailarines de su próximo espectáculo y que espera la presencia de David Byrne como espectador.

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