Arenas exige a Fraga y Cuiña cambios en el PP gallego para no perder más votos

El mensaje ha sido claro. O se aplican cambios entre los dirigentes más veteranos, sobre todo en las estructuras provinciales, y se promueve a gente joven, o el PP gallego sufrirá nuevos retrocesos electorales en las próximas citas con las urnas. El secretario general del PP, Javier Arenas, ha recibido y despedido esta semana a la puerta de Génova, 13, al presidente del partido en Galicia, Manuel Fraga, y a su secretario general, Xosé Cuiña. El congreso regional de otoño no será el de la sucesión de Fraga, pero sí el de la renovación.

Oficialmente, en el PP gallego "no habría que hacer ...

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El mensaje ha sido claro. O se aplican cambios entre los dirigentes más veteranos, sobre todo en las estructuras provinciales, y se promueve a gente joven, o el PP gallego sufrirá nuevos retrocesos electorales en las próximas citas con las urnas. El secretario general del PP, Javier Arenas, ha recibido y despedido esta semana a la puerta de Génova, 13, al presidente del partido en Galicia, Manuel Fraga, y a su secretario general, Xosé Cuiña. El congreso regional de otoño no será el de la sucesión de Fraga, pero sí el de la renovación.

Oficialmente, en el PP gallego "no habría que hacer nada", como bien recordó ayer Manuel Fraga tras conversar durante una hora con Javier Arenas, porque sus resultados electorales del 13-J han supuesto otra victoria sobre sus rivales. Pero aun así los populares gallegos y, sobre todo, la dirección nacional, están dispuestos a tomar medidas antes de que sea demasiado tarde, tras haber comprobado la sangría de votos en uno de sus principales feudos y haberse quedado, por culpa de los pactos poselectorales, con tan sólo el Gobierno de una de las ocho mayores ciudades de la comunidad. El equipo de Arenas, con los responsables nacionales de Organización, así se lo ha trasladado nítidamente tanto a Fraga, ayer, como a Cuiña, el pasado martes. La idea que se les comunicó es la siguiente: allí donde el PP lleva años con los mismos responsables, sin cambios, con las mismas caras de los mismos dirigentes, el partido acaba por registrar un castigo electoral. El argumento añadido, que tras estos comicios ha sido elevado a la categoría de norma, es que donde se producen disputas el electorado no perdona. Ahí están los ejemplos de Vigo y A Coruña.

Fraga y Cuiña entendieron perfectamente el sentido de lo que persigue la cúpula del PP. Otra cosa muy distinta es cómo aplicar esos deseos y con qué personas. Habrá más reuniones y contactos. El objetivo está puesto en el congreso regional, que la junta directiva del PP gallego convocará para finales de septiembre o principios de octubre. El lema es "renovar sin excluir". En la asamblea extraordinaria de hace un año, Cuiña tomó el control absoluto y relegó a un puesto honorífico a los ministros José Manuel Romay y Mariano Rajoy. Ahora todo apunta a que éstos regresarán con cargos más ejecutivos. La renovación, en cualquier caso, no afectará a Fraga, de 76

años, cuya sucesión tampoco se abordará en esta ocasión. Su figura es sagrada e intocable. Será ratificado como presidente porque, según el portavoz nacional del PP, Rafael Hernando, su liderazgo "es un clamor popular en Galicia".

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