Insecticida alado

Hace ya tiempo que a Alcalá de los Gazules llegaron los vencejos para vivir entre casas y ruinas en las que hacen su nido. Sus siluetas negras dibujan incansablemente una especie de carruseles sobre las edificaciones buscando la base de su sustento. Moscas, mosquitos y alguna que otra mariposa o escarabajo son el fundamento de su dieta alimenticia. Hasta septiembre se convertirán en auténticos devoradores de insectos persiguiéndoles por el aire hasta alturas sorprendentes. De hecho, pocos pueden creerse que son capaces de mantenerse en vuelo durante toda la noche a bastante altura, cosa que h...

Hace ya tiempo que a Alcalá de los Gazules llegaron los vencejos para vivir entre casas y ruinas en las que hacen su nido. Sus siluetas negras dibujan incansablemente una especie de carruseles sobre las edificaciones buscando la base de su sustento. Moscas, mosquitos y alguna que otra mariposa o escarabajo son el fundamento de su dieta alimenticia. Hasta septiembre se convertirán en auténticos devoradores de insectos persiguiéndoles por el aire hasta alturas sorprendentes. De hecho, pocos pueden creerse que son capaces de mantenerse en vuelo durante toda la noche a bastante altura, cosa que hacen con normalidad y frecuencia elevada. Su silueta en vuelo nos recuerda a unas estrechas hoces enfrentadas por el filo que cortan con destreza el aire sobre el que parecen flotar. No descansan para alimentar a los pollos y a ellos mismos. Las necesidades aumentan considerablemente, coincidiendo con la mayor abundancia de insectos en el ambiente. Solamente el vuelo supone la única técnica de caza conocida, por lo que su presencia se convierte en una excelente complicidad para nuestra mejor calidad de vida. Diariamente captura un número importante de minúsculos insectos que le dan la fuerza suficiente para seguir realizando acrobacias con una exquisita destreza entre tejados y fachadas.