La huelga de la construcción logra paralizar las principales obras de la provincia de Sevilla

Los sindicatos UGT y Comisiones Obreras calificaron ayer de "éxito" la huelga de la construcción llevada a cabo en Sevilla para protestar por el alto número de accidentes registrados en la provincia: 12 fallecimientos en lo que va de año. Según los sindicatos el seguimiento del paro fue de un 95%, mientras la patronal rebajó la incidencia al 30%. La jornada transcurrió con absoluta normalidad y no se registraron incidentes. La protesta culminó con una concentración de delegados sindicales ante las puertas de la Inspección de Trabajo, donde fueron pegadas las esquelas de los 12 obreros fallecid...

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Los sindicatos UGT y Comisiones Obreras calificaron ayer de "éxito" la huelga de la construcción llevada a cabo en Sevilla para protestar por el alto número de accidentes registrados en la provincia: 12 fallecimientos en lo que va de año. Según los sindicatos el seguimiento del paro fue de un 95%, mientras la patronal rebajó la incidencia al 30%. La jornada transcurrió con absoluta normalidad y no se registraron incidentes. La protesta culminó con una concentración de delegados sindicales ante las puertas de la Inspección de Trabajo, donde fueron pegadas las esquelas de los 12 obreros fallecidos.

Los responsables sindicales advirtieron sobre una posible radicalización del conflicto -incluso una futura huelga a nivel regional- de no tomarse medidas para frenar la siniestralidad. Los piquetes informativos comenzaron su actividad sobre las siete de la mañana. Se realizaron visitas en obras en los municipios cercanos a Sevilla como Dos Hermanas, Utrera o San José de la Rinconada. En Sevilla capital la mayor actividad informativa se centró en las obras del Estadio Olímpico, los Bermejales y Sevilla Este, al igual que en el estadio del Betis. Todas ellas paralizaron su actividad. Pasadas las once de la mañana, los sindicatos convocaron una concentración ante las puertas de la dirección general de la Inspección de Trabajo. Entre los asistentes se encontraba Manuel Lama, oficial de primera de albañilería desde los 15 años. Con la mano derecha inflamada y los dedos deformados por la utilización diaria del cemento y la cal durante sus 27 años de profesión, Manuel Lama denunció "el miedo sincero" que existe en la profesión por perder la vida en el trabajo. Lama dijo sentirse afortunado frente a los compañeros que han dejado la vida en una obra. Lama lleva en el maletero de su coche un cinturón de seguridad que utiliza en el supuesto que en la obra en la que trabaje no se le facilite. Sólo ha pasado por accidentes leves: "Me caí de un metro y pico en lo alto de un montón de ladrillos. Me golpeé la zona lumbar y me hice una brecha en la cabeza. Lo primero que se le ocurrió al inspector fue decirme que no tenía el casco puesto, sin fijarse que había estado subido en unos andamios tercermundistas, en dos borriquetas con unas tablas". Lama coincidió con las tesis sindicales sobre la "culpabilidad absoluta de los empresarios" en los accidentes laborales, aunque criticó que algunos de sus compañeros acepten trabajos sin exigir medidas de seguridad ante el temor de perder el trabajo. A pocos metros, los dirigentes de UGT y CCOO, Ramón Díaz y Angel Gómez, respectivamente, exigían medidas que rebajen el número de accidentes. Reclamaron un incremento de la plantilla de 23 inspectores que forman la Inspección de Trabajo, a la vez que exigieron una mayor contundencia en las sanciones. Por su parte la patronal del sector, Gaesco, restó importancia a la huelga y señaló que había afectado "sólo y exclusivamente a las obras de edificación importantes". Gaesco acusó a los sindicatos de no ofrecer "ninguna solución" sobre la siniestralidad, y argumentó que la exigencia sindical de incrementar los inspectores sólo buscan "liberar a personas del sindicato".

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