Tribuna:

Pero cómo no

Pero cómo y con qué argumentos se puede oponer alguien a que la persona más preparada ocupe uno de los lugares reservados a España, en el comisariado de la Unión Europea. Pues sí, alguien se opuso y ése era un diputado popular que, probablemente desconocedor de los méritos de Pedro Solbes, lo contrario sería mala fe contra su persona y los intereses españoles, se dejaba llevar por su animosidad contra el ex-ministro valenciano, afirmando que vetarían su candidatura. Ya lo había advertido Francesc Burguera, atento siempre en la defensa de los intereses del país y de sus gentes. Pero no sólo de...

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Pero cómo y con qué argumentos se puede oponer alguien a que la persona más preparada ocupe uno de los lugares reservados a España, en el comisariado de la Unión Europea. Pues sí, alguien se opuso y ése era un diputado popular que, probablemente desconocedor de los méritos de Pedro Solbes, lo contrario sería mala fe contra su persona y los intereses españoles, se dejaba llevar por su animosidad contra el ex-ministro valenciano, afirmando que vetarían su candidatura. Ya lo había advertido Francesc Burguera, atento siempre en la defensa de los intereses del país y de sus gentes. Pero no sólo desde esa óptica, sino también desde la estricta perspectiva empresarial, Carlos Espinosa de los Monteros defiende con firmeza la candidatura de Solbes. Y es que Pedro Solbes tiene un acreditado currículum que va desde la Delegación Regional de Comercio de Valencia a finales de los sesenta a la cartera de Economía y Hacienda a mediados de los noventa, años estos últimos durante los que inicia la recuperación de las cifras macroeconómicas de la economía española. Pero volviendo a los años anteriores la ingente actividad desempeñada desde la Delegación de Comercio de Valencia se traduce en la creación del Comité de Gestión de Frutos Cítricos, con Julio de Miguel como presidente, o en la estrecha colaboración con las Cámaras de Comercio y, en particular, con la de Valencia, presidida por José Antonio Noguera de Roig, donde un grupo de jóvenes economistas nos incorporábamos al proyecto ilusionante de trabajar por la economía valenciana. Eran tiempos de estudios, de proyectos, sobre la naranja, sobre la implantación de la Ford, sobre ferias, sobre L"autonomia del Pais Valencià i la seua aplicació pràctica de la Jove Cambra, presidida por Francisco Oltra. Eran tiempos de realidades como la primera ampliación del muelle sur y la realización del dique del este del puerto de Valencia. Eran tiempos de sentar las bases sobre lo que sería el desarrollo de los sectores industriales y la exportación, anualmente recogida en las publicaciones editadas por el Consejo de Cámaras. Después Pedro estuvo en Madrid en la Dirección General de Política Comercial y en Bruselas, donde su vinculación con la economía española y valenciana se fue acrecentando. Estando Leopoldo Calvo-Sotelo en el Ministerio para las Relaciones con las Comunidades Europeas, también Solbes colaboró con él, y con su equipo, entre otros Matías Rodríguez Inciarte, Luis Sánchez Merlo, etc., de una forma eficaz y discreta. Tuve oportunidad de constatarlo, entre numerosas oportunidades, en la realización de un trabajo, en diciembre de 1979, sobre el Impacto en los sectores industriales por la entrada de España en las Comunidades Europeas. El caso del País Valenciano. En él se estudiaron detenidamente los efectos para los sectores más característicos de la economía valenciana, desde los muebles a los textiles para el hogar, desde el calzado a los productos cerámicos, o desde los mármoles a los turrones, que, en su momento, fue entregado por las Cámaras valencianas al ministro Calvo-Sotelo con el apoyo de Pedro Solbes. Más adelante este trabajo, sería presentado en los años ochenta por varios de sus autores, Antonio Rico, Joaquín Mafé y Francisco Mas en una conferencia posteriormente editada por la Sociedad Económica de Amigos del País con el título La indústria valenciana davant el mercat comú, que contó con la presidencia de Joaquín Maldonado por parte de la Económica y la asistencia de las entidades que habían colaborado en la realización del mismo, Vicente Iborra, por la Confederación Empresarial Valenciana, Rafael García Brún por la Cámara de Valencia y Vicente Galiana por la Caja de Ahorros de Valencia, en un buen ejercicio de colaboración institucional. Todo lo anterior no sería necesario ponerlo de manifiesto, si no fuera atribuible a la ignorancia la actitud antes descrita, que recuerda la frase de Machado "desprecia cuanto ignora". Sin embargo, las palabras de Burguera al destacar a la persona, o de Espinosa de los Monteros al recoger sus fundamentos, me han llevado al convencimiento de que debía añadir estas breves líneas a todo lo bueno que de Pedro Solbes ya se ha dicho o es sabido, por cuanto su natural modestia y ponderación, le llevará a pasar por alto tamaño despropósito, de esta oposición del diputado popular, que en caso de consumarse, impediría contar con uno de nuestros mejores valores, en un puesto de tan alta responsabilidad, para los intereses valencianos, españoles y europeos.

Alejandro Mañes es gerente de la Fundació General de la Universidad de Valencia.

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