El Likud se niega a participar en el nuevo Gobierno de coalición israelí

El partido de derechas Likud no formará parte del próximo Gobierno de coalición israelí, que presidirá el laborista Ehud Barak, según informó ayer un portavoz del propio Likud. Las negociaciones entre los dos partidos más importantes de Israel quedaron aparentemente rotas ayer, obligando a las fuerzas laboristas a buscar el apoyo de la formación ultrarreligiosa sefardí Shas para poder gobernar. "Ha explotado. El partido Likud ha rechazado las líneas generales de la coalición gubernamental, tal y como le han sido presentadas", aseguró un portavoz del Likud, dando por fracasadas defintivamente ...

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El partido de derechas Likud no formará parte del próximo Gobierno de coalición israelí, que presidirá el laborista Ehud Barak, según informó ayer un portavoz del propio Likud. Las negociaciones entre los dos partidos más importantes de Israel quedaron aparentemente rotas ayer, obligando a las fuerzas laboristas a buscar el apoyo de la formación ultrarreligiosa sefardí Shas para poder gobernar. "Ha explotado. El partido Likud ha rechazado las líneas generales de la coalición gubernamental, tal y como le han sido presentadas", aseguró un portavoz del Likud, dando por fracasadas defintivamente las negociaciones que las dos formaciones llevaban a cabo en las últimas semanas.

La ruptura entre el Likud y los laboristas quedó formalizada en el transcurso de una entrevista, cara a cara, celebrada en la sede del Parlamento de Jerusalén, entre el presidente interino de la formación de derechas, Ariel Sharon, y el primer ministro electo, Ehud Barak. Éste anunció a Sharon su decisión de dar por finalizados unos contactos que estaban atascados desde hace cuatro días.

Barak, que había hecho una oferta generosa al partido Likud, al proponerle cinco ministros en el Gabinete (Finanzas, Infraestructuras, Industria y Comercio, Asuntos Religiosos y un quinto puesto sin cartera), se había negado en redondo a modificar algunos de los puntos del programa de su partido, como exigían sus interlocutores. El Likud se opone a la retirada de los Altos del Golán, apoya la colonización judía de Jerusalén oriental y pedía participar en las decisiones del Gobierno.

"La actitud de los laboristas en la negociación ha sido deshonrosa. Nosotros entraremos en el Gobierno sólo si se trata de participar auténticamente en la toma de decisiones", afirmó Sharon.

El posible apoyo de Shas

La ruptura de diálogo con el Likud obliga a Barak a buscar el apoyo de los religiosos ultraortdoxos sefadíes del partido Shas, la tercera formación política de Israel, que cuenta con 17 diputados y cuyas conversaciones quedaron bloqueadas hace una semana, cuando el negociador de Shas salió violentamente de la sala de negociaciones y afirmando con indignación que la propuesta de los laboristas, en cuanto a cargos ministeriales se refería, eran "humillantes". El líder laborista le ofrecía sólo el control de cuatro ministerios menores: Salud, Trabajo, Infraestructura y Asuntos Religiosos. Barak cuenta con el apoyo de los ultraortodoxos del Partido Nacional Religioso, los laicos de Meretz y la colonia rusa de Israel Be Aliya, un total de 21 diputados, que sumados a sus 26 escaños, suman 47, una cifra todavía insuficiente para constituir un Gobierno, ya que el Parlamento tiene 120 miembros. Al primer ministro electo le quedan cuatro días de negociaciones para pactar el nuevo Gobierno, que deberá tomar posesión el próximo 8 de julio. De no ser así, Israel debería celebrar nuevas elecciones.

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