Valencia aclama a sus héroes

"Sí, sí, sí, la Copa ja està ací". Habían tenido que pasar 20 años para ello, para que la Copa del Rey regresara a Valencia. Y para que la hinchada superara 18 años de frustraciones, las acumuladas desde la conquista del último título: la Supercopa de Europa. Varias generaciones de valencianistas, los más jóvenes, asistían a su primera celebración de un título, y lo hicieron con toda la energía que les había dejado la noche del partido, que ya había sido efusivamente festejada. Cerca de 150.000 aficionados se apostaron en distintos puntos de la ciudad para recibir como héroes a la plant...

"Sí, sí, sí, la Copa ja està ací". Habían tenido que pasar 20 años para ello, para que la Copa del Rey regresara a Valencia. Y para que la hinchada superara 18 años de frustraciones, las acumuladas desde la conquista del último título: la Supercopa de Europa. Varias generaciones de valencianistas, los más jóvenes, asistían a su primera celebración de un título, y lo hicieron con toda la energía que les había dejado la noche del partido, que ya había sido efusivamente festejada. Cerca de 150.000 aficionados se apostaron en distintos puntos de la ciudad para recibir como héroes a la plantilla que ganó la sexta Copa del Rey del club de Mestalla (derrotó 0-3 al Atlético el sábado en el estadio Olímpico de Sevilla). "Gracias, general". Una joven alzó una pequeña cartuliana pintada en un fondo verde en la que expresaba el agradecimiento de toda la hinchada hacia el hombre que ha hecho posible que el club recupere el esplendor de antaño: Claudio Ranieri, el técnico italiano de 47 años que el próximo ejercicio entrenará al Atlético de Madrid, precisamente el rival derrotado el sábado.

Ranieri ha cumplido un año y medio en Mestalla con un rendimiento extraordinario: cogió al equipo penúltimo en la Liga, lo clasificó para la Intertoto, más tarde para la UEFA, después llegó a la Liga de Campeones y, finalmente, ganó la Copa del Rey. Por eso ayer el público se lo agradeció con entusiasmo, aunque el general romano, como le gusta que le llamen, apenas podía contener la emoción y su elocuencia habitual quedó en casi nada: "Adiós para siempre", dijo Ranieri desde el balcón del Ayuntamiento de Valencia, mientras a su lado, el presidente del club, Pedro Cortés, le prometió al público lo que éste quería oír: "Esto no es una despedida definitiva; es un hasta luego. Ranieri volverá a entrenar aquí".

El Valencia aterrizó en Manises a las 17.00 después de un aterrizaje muy agitado. Y empezó el peregrinaje de los héroes en un autobús descapotado. Ya el desplazamiento desde el aeropuerto hasta la ciudad estuvo trufado de miles de aficionados. Después, la plantilla le ofreció la Copa a la Mare de Déu dels Desamparats; visitó al presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana; más tarde se acercó a la plaza del Ayuntamiento, donde había unas 50.000 personas; y finalmente llegó al estadio de Mestalla, donde Cortés se llevó un disgusto: fue sorprendentemente silbado al inicio de su intervención, y los inesperados pitos desequilibraron la alocución del presidente, que se enojó muchísimo.

Los jugadores extranjeros del Valencia habían sido advertidos de que la que se podía armar si ganaban el sábado al Atlético. Pero la realidad superó las expectativas. "Es una locura. No me lo puedo creer", balbuceó el elegante defensa francés Alain Roche, que había ganado anteriormente cinco Copas de Francia -dos con el Burdeos y tres con el Paris Saint Germain-. "En España, la gente vive el fútbol con pasión impresionante", añadió Roche. Otra francés, el lateral Angloma, el único campeón de Europa de la plantilla (con el Olympique en 1995), señaló: "Ganar esto a los 34 años es una maravilloso".