La capital sigue fiel al PP

José María Álvarez del Manzano tiene una base tan sólida entre el electorado madrileño que sus ocho años de gestión y desgaste no le han impedido ganar las elecciones municipales, y ya van tres consecutivas, con relativa comodidad pese a los apuros de los primeros escrutinios y pese a reunir 214.000 votos menos que hace cuatro años. De rozar el millón de sufragios en 1995 ha pasado a sumar sólo 731.735 ahora. Su próximo equipo municipal tendrá 28 concejales, tres más que los que ha conseguido la oposición (IU, cinco y PSOE, 20). La izquierda local, que había renovado sus candidaturas para luc...

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José María Álvarez del Manzano tiene una base tan sólida entre el electorado madrileño que sus ocho años de gestión y desgaste no le han impedido ganar las elecciones municipales, y ya van tres consecutivas, con relativa comodidad pese a los apuros de los primeros escrutinios y pese a reunir 214.000 votos menos que hace cuatro años. De rozar el millón de sufragios en 1995 ha pasado a sumar sólo 731.735 ahora. Su próximo equipo municipal tendrá 28 concejales, tres más que los que ha conseguido la oposición (IU, cinco y PSOE, 20). La izquierda local, que había renovado sus candidaturas para luchar contra el inamovible Álvarez del Manzano, ha pasado del 44,40% de votos en 1995 (con Francisco Herrera y Juan Barranco de alcaldables) al 43,90% de 1999 (con Inés Sabanés y Fernando Morán como cabezas de lista).

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El PP, que partía con un techo situado en el 52,71% de apoyos en 1995, vio recortado su electorado en un 3,25%, lo que le resultará algo gravoso pues deberá renunciar a dos concejales (de 30 baja a 28) en el salón de plenos, los mismos puestos que perderá la próxima corporación municipal por una bajada del número de habitantes en la ciudad. A Álvarez del Manzano no le preocupa el pequeño bajón.

El ascenso socialista con el reclamo de Fernando Morán (casi ocho puntos y cuatro concejales más que en 1995) no valió de nada ante el descenso a IU (de nueve concejales se ha quedado en cinco; del 15,56% de apoyos, ha bajado al 8,59%; de 279.090 votos sólo ha conservado 127.056). Curiosamente, los 152.000 votos que pierde IU no se los queda el PSOE, que sólo sube 30.000 sufragios, sino que duermen cómodamente en el cuarto de los abstencionistas.

Álvarez del Manzano consiguió ayer un honor que, a juzgar por sus declaraciones triunfales de la noche electoral, buscaba desde hace tiempo: es el alcalde más veterano de la democracia en la capital. Repetirá cargo por tercer mandato consecutivo.

Su éxito en los últimos ocho años ha destapado las carencias de la izquierda municipal, que no ha encontrado, desde la muerte de Enrique Tierno Galván, al recambio que garantice el gobierno municipal de la capital. Y que sufre los vaivenes de la coyuntura política.

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En el mejor momento de IU, cuando alcanzó más de un 15% de los apoyos, el PSOE se estrelló y el PP siguió en el Gobierno. Cuando los socialistas remontan el vuelo, la coalición Izquierda Unida desciende a los infiernos con los peores resultados de su historia. Con esos antecedentes, los buenos resultados socialistas se convirtieron, al finalizar la noche electoral, en decepcionantes e insuficientes.

Álvarez del Manzano, mientras tanto, pudo estudiar con detenimiento el comportamiento del electorado madrileño, que le sigue sorprendiendo por su fidelidad a la causa popular. El PP perdió votos en la mayoría de los 15 distritos de la capital donde es hegemónico aunque conservó un cómodo colchón en sus feudos tradicionales (Chamberí, Chamartín, Salamanca, Retiro). En los distritos del sur, donde el PSOE mantiene la mayoría y subió en número de votos y porcentaje el 13-J, la candidatura de Álvarez del Manzano consiguió incluso mejorar sus resultados de 1995.

El alcalde se prepara para su tercer mandato consecutivo con un equipo algo renovado en el que ha perdido a dos de sus escuderos más fieles: Enrique Villoria, el concejal que le hizo sus siete túneles y que tuvo que dimitir tras destaparse sus negocios privados, que simultaneó y mezcló con sus tareas públicas, y José Ignacio Echeverría, primer teniente de alcalde y mano derecha, que se traslada a la Asamblea de Madrid para ser un diputado raso.

A cambio, el partido le ha puesto a una juez, María Tardón; a una tecnócrata, María Jesús Fraile (ex directora general de Presupuestos de la Comunidad de Madrid), y a varios jóvenes del partido para que le gestionen alguna junta de distrito rebelde. Además de contar con la ayuda de algún veterano con buenos contactos en Génova, 13, como la que se avecina como primera teniente de alcalde, Mercedes de la Merced, y el que ejercerá como tal, Juan Antonio Gómez Angulo.

Tendrá enfrente a un grupo socialista dirigido por Fernando Moran y fortalecido con algunos notables que ahora hacen oposición en el Congreso, como la ex ministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández, o Cristina Narbona, ex secretaria de Estado de Medio Ambiente.

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