Alcaldes hasta que el cuerpo aguante

Acabaron la mili, la carrera universitaria y algunos hasta se casaron. Los vecinos de Benigànim, Albal o Almudaina que tienen ahora 25 años han crecido viendo cambiar muchas cosas en sus pueblos. Salvo en el sillón de la alcaldía: durante toda su vida no han conocido más que a un primer edil. Aunque muchos ya han cumplido los 70, la mayoría del medio centenar de alcaldes valencianos que llevan la vara de mando desde hace 20 años o más se presentan a la reelección y aspiran a gobernar hasta que el cuerpo aguante. Alegan que aún tienen "proyectos pendientes". Francisco Prats, El Roget, tiene 75...

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Acabaron la mili, la carrera universitaria y algunos hasta se casaron. Los vecinos de Benigànim, Albal o Almudaina que tienen ahora 25 años han crecido viendo cambiar muchas cosas en sus pueblos. Salvo en el sillón de la alcaldía: durante toda su vida no han conocido más que a un primer edil. Aunque muchos ya han cumplido los 70, la mayoría del medio centenar de alcaldes valencianos que llevan la vara de mando desde hace 20 años o más se presentan a la reelección y aspiran a gobernar hasta que el cuerpo aguante. Alegan que aún tienen "proyectos pendientes". Francisco Prats, El Roget, tiene 75 años y es alcalde de Alcocer de Planes (El Comtat) desde 1969. Cuando lo nombró a dedo el gobernador el pueblo estaba condenado a desaparecer por la construcción del embalse de Beniarrés, que iba a anegar las huertas de pimentón y cebollas. El Roget impulsó la industrialización del pueblo. Compraron una máquina "casi de juguete" y con el tiempo Alcocer se ha convertido en un importante centro productor de borra. Pensaba dejar la alcaldía pero su "buen amigo" Eduardo Zaplana, que "lo abraza con cariño" en cuanto lo ve le convenció para que siguiera. El alcalde de la vecina Almudaina, Josep Lluís Seguí, gobierna desde 1970. Su mayor logro fue acabar con el rencor que dividía al pueblo en dos bandos y crear una de las primeras redes de caminos asfaltados. Desde hace tres legislaturas no tiene rival en las elecciones. "Sigues", justifica, "porque le coges gusto a trabajar por el pueblo y siempre tienes obras entre manos". Francisco Salvador -Paco el de Benigani como le gusta que le llamen- es alcalde desde los últimos meses del franquismo. Este hombre extrovertido rebusca en la prensa las inversiones que consiguen otros pueblos para pedir lo mismo para el suyo. También aspira a seguir el alcalde de Albal, Agustín Zacarés, orgulloso de que el pueblo esté "igual que el día que murió Franco". Tanto que no ha cambiado ni de alcalde. A Emilio Ortolà, alcalde de Sempere, un pueblo de 21 habitantes de La Vall d"Albaida, desde hace 38 años no le faltaban obras ni ilusión para seguir. Sólo renunciaría a la vara de mando para cuidar a su esposa enferma.

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