Las pateras siguen al margen de los debates electorales

Las costas de la provincia de Cádiz siguen siendo el centro de recepción de la inmigración procedente del norte de África. Desde Tarifa hasta Vejer, el litoral es testigo diario de la llegada de ciudadanos que buscan mejores condiciones de vida. A los inmigrantes magrebíes, habitualmente indocumentados se han unido en masa los subsaharianos: senegaleses, cameruneses, ruandeses, nigerianos, liberianos, entre otros, que, en cada caso, huyen de distintos conflictos y arriban a las costas gaditanas en condiciones infrahumanas. Con todo, se han dejado atrás las cifras récords de intervenciones de ...

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Las costas de la provincia de Cádiz siguen siendo el centro de recepción de la inmigración procedente del norte de África. Desde Tarifa hasta Vejer, el litoral es testigo diario de la llegada de ciudadanos que buscan mejores condiciones de vida. A los inmigrantes magrebíes, habitualmente indocumentados se han unido en masa los subsaharianos: senegaleses, cameruneses, ruandeses, nigerianos, liberianos, entre otros, que, en cada caso, huyen de distintos conflictos y arriban a las costas gaditanas en condiciones infrahumanas. Con todo, se han dejado atrás las cifras récords de intervenciones de pateras que se alcanzaron hace tres años, en 1996, cuando cada día los medios de comunicación informaban de riadas de gente que intentaba llegar hasta la playa y huir al interior. Ante el control policial dispuesto para evitar estos desembarcos, las mafias han cambiado de sistema y ahora se introduce a los inmigrantes en camiones o en barcos pesqueros. En alguna sentina se han encontrado a 70 personas apiñadas. "Blindar" el Estrecho La colaboración de jóvenes, que entran en el recinto portuario de Algeciras para sacar a los inmigrantes en motocicletas es otro de los sistemas detectados por las fuerzas policiales. Ante el anuncio del plan del Ministerio del Interior para "blindar" el Estrecho de Gibraltar, de forma que no se produzca el incesante tráfico de inmigrantes, las redes dedicadas a esta actividad se las ingeniarán de otra forma. La Iglesia, las organizaciones no gubernamentales y los partidos de la oposición han reaccionado de forma unánime: las soluciones policiales no son la fórmula que consiga resolver el conflicto. Pese a todo, la rutina diaria de la llegada de pateras, se quedará, una vez más, al margen de los programas y los debates electorales. Y, utilizando un sistema u otro, los inmigrantes africanos seguirán arribando a la costa aun a riesgo de su propia vida.

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