Un informe de Renfe augura el inminente colapso de la red de Cercanías

El otro gran problema de la estación de Atocha radica en su condición de lugar de paso. El 55% de los viajeros que llegan a ella no acaban allí su recorrido, sino que hacen un transbordo. Entre unas cosas y otras, Atocha está casi siempre abarrotada. Hasta tal punto llega el problema, que durante las horas punta, los andenes se encuentran tan atestados que algunos viajeros tienen que esperar la llegada de su tren desde las escaleras mecánicas de acceso, según el informe de Renfe.Los problemas que arrastra esta emblemática estación son consecuencia directa del diseño radial con el que se concibió en su día la red ferroviaria madrileña. El mencionado informe interno de la dirección de Cercanías recalca que las estaciones de la región están condicionadas decisivamente por su situación al norte o al sur, ya que no existe ninguna conexión transversal: si un vecino de San Fernando o Coslada, por ejemplo, quiere llegar hasta Tres Cantos, debe pasar por Madrid.

Ésa es la carencia más llamativa de la red, continúa el documento, junto a la mala comunicación entre las grandes ciudades del sur metropolitano (Móstoles, Alcorcón, Leganés, Fuenlabrada y Getafe) y las asignaturas pendientes en la zona norte. Y es que cuando Alcobendas y San Sebastián de los Reyes disfruten, por fin, de sus estaciones (dentro de un año), aún faltará la integración en el servicio de cercanías de otro municipio fundamental, Colmenar Viejo.

Encargo a una consultoría

La distribución radial de las líneas implica, además, que el eje central entre Atocha y Chamartín -el llamado túnel de la risa- se encuentre ya en el límite de sus posibilidades. En estos momentos, el túnel soporta un flujo máximo de hasta 18 trenes por hora, una cifra que ya da muestras de ser insuficiente. Sin embargo, con los medios técnicos actuales no hay posibilidad de apretar más unos y otros convoyes para permitir una mayor densidad de tráfico.

¿Qué hacer? Un portavoz del Ministerio de Fomento confirmó que la subdirección de Planificación Ferroviaria ya se ha puesto manos a la obra en la búsqueda de soluciones que eviten el colapso del que hablan los estudios. En concreto, este departamento ha adjudicado a la consultora Ineco (una institución semipública participada por el propio ministerio) un informe para determinar qué posibilidades hay de aligerar el torrente de tráfico que cada día soporta Atocha Renfe y cómo se podría solucionar el actual colapso en esos casi 10 kilómetros bajo el paseo de la Castellana que comunican Atocha y Chamartín.

En lo relativo al túnel, los especialistas de Fomento están trabajando en dos direcciones. La primera, desde luego, pasa por la construcción de un segundo corredor subterráneo, una solución que descongestionaría súbitamente la situación actual, pero que implica una importante inversión y augura un trabajo complejo: habría que cruzar el corazón de la ciudad en una zona ya muy saturada de infraestructuras bajo tierra. La segunda posibilidad es la de modernizar al máximo el actual túnel. En la referida información de Vía Libre, el director de Planificación y Programación de Cercanías, Daniel García Gallego, asegura que con mejoras en la señalización y la implantación de la conducción automática se podría incrementar el tráfico de los 18 trenes actuales a 30.

El consejero de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes, Luis Eduardo Cortés, aseguró ayer que el estudio de Renfe es "muy serio y riguroso". Cortés no se mostró preocupado ante el colapso que vaticina el informe "porque aún hay tiempo suficiente" para resolver el problema antes del 2004. "Ya he hablado de este tema con el secretario de Estado de Infraestructuras, Albert Vilalta, y estamos de acuerdo en que ha llegado el momento de construir un segundo túnel de la risa. Con esa obra y la ampliación de Chamartín se resolverá buena parte de los problemas que afectan a la red de cercanías", pronosticó.

En cuanto a cómo mejorar el panorama en Atocha, el consejero reconoció que ése iba a ser un tema "complejo". El Ejecutivo de Alberto Ruiz-Gallardón no ha llegado a solicitar oficialmente la transferencia de la red de cercanías a la Administración autónoma, aunque sí decidió introducir a un representante de Renfe en el Consorcio Regional de Transportes.