Viaje musical al siglo XIV

Con un par de flautas y viellas (instrumentos parecidos a los violines), un organeto (un órgano pequeño con fuelle), un arpa, un laúd y dos cantantes (una soprano y un tenor), Pedro Memelsdorff (Buenos Aires, 1959) rescata del olvido con su grupo Mala Punica, fundado en 1987, joyas musicales de la Edad Media italiana. Con pasión irrefrenable, este músico argentino que reside en Italia rebusca en las bibliotecas, y especialmente en la de la Universidad de Bolonia, una de las principales fuentes de información sobre la música medieval italiana, los códices, donde descubre auténticas perlas del r...

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Con un par de flautas y viellas (instrumentos parecidos a los violines), un organeto (un órgano pequeño con fuelle), un arpa, un laúd y dos cantantes (una soprano y un tenor), Pedro Memelsdorff (Buenos Aires, 1959) rescata del olvido con su grupo Mala Punica, fundado en 1987, joyas musicales de la Edad Media italiana. Con pasión irrefrenable, este músico argentino que reside en Italia rebusca en las bibliotecas, y especialmente en la de la Universidad de Bolonia, una de las principales fuentes de información sobre la música medieval italiana, los códices, donde descubre auténticas perlas del repertorio musical del siglo XIV, y el Ars subtilior de Matteo de Perugia o Antonius Zacharias, con los que construye los programas de sus conciertos. Esta tarde (20.00 horas), Memelsdorff ofrecerá al frente de su grupo, en el Centro Cultural de la Fundación La Caixa, un concierto incluido en la programación del 22º Festival de Música Antigua de Barcelona, en el que, bajo el título "Travestimenti liturgici" en los tiempos de los antipapas, interpretará obras sacras de De Perugia, Zacharias y autores anónimos. Memelsdorff no sólo investiga las partituras, sino que también recopila la información iconográfica necesaria para saber cómo eran los instrumentos con los que se interpretaban esas músicas y después los hace construir basándose en modelos que ha encontrado principalmente en Bolonia. El resultado de esta pasión investigadora, tanto musicológica como instrumental, para rescatar del olvido músicas extrañas para los oídos de hoy, se traduce en conciertos en los que, en un auténtico viaje sonoro a través del tiempo, Memelsdorff transporta al público a un fascinante y desconocido mundo.

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