Libros menores

DE PASADALa última moda que desata furor entre los gobiernos municipales andaluces consiste en organizar ferias de libros sin libros. Una propuesta innovadora y arriesgada que lleva camino de consolidarse y mudar en tradición. En Almería, desde que el alcalde Juan Megino se negó a ceder el suelo de la Rambla para evitar que los tenderetes estropeasen el pavimento, ya llevan dos ediciones sin feria. El último en apuntarse a esta corriente de la vanguardia cultural ha sido Adolfo Lama, concejal sevillano de Fiestas Mayores (ocupación totalmente autóctona y altamente estresante dada la hiperacti...

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DE PASADALa última moda que desata furor entre los gobiernos municipales andaluces consiste en organizar ferias de libros sin libros. Una propuesta innovadora y arriesgada que lleva camino de consolidarse y mudar en tradición. En Almería, desde que el alcalde Juan Megino se negó a ceder el suelo de la Rambla para evitar que los tenderetes estropeasen el pavimento, ya llevan dos ediciones sin feria. El último en apuntarse a esta corriente de la vanguardia cultural ha sido Adolfo Lama, concejal sevillano de Fiestas Mayores (ocupación totalmente autóctona y altamente estresante dada la hiperactividad del calendario local en saraos), que ha ocupado la plaza de San Francisco con el escenario del Corpus, que se celebrará a comienzos de junio. Lama podría haber organizado un Corpus sin decorado, pero ha preferido apuntarse a la línea vanguardista de la feria del libro sin libros. Hubo pregón del periodista Iñaki Gabilondo y concierto de la banda municipal, pero más dudosa es la presencia de los libros. Ya en la onda, se podría avanzar en esta línea y seguir la guerra contra Yugoslavia sin misiles (grata novedad para la población serbia que nunca sabe cuándo morirá por error), festejar la Semana Santa sin procesiones y la Feria de Abril sin rebujitos, por poner algunas perogrulladas. Chaves podría presidir consejos de gobierno sin consejeros y los partidos, acudir a las elecciones sin candidatos. Lo que ha ocurrido con la XXX Feria del Libro resulta, además, sintomático de la bicefalia que padece el Ayuntamiento de Sevilla, con dos administraciones paralelas. La Gerencia de Urbanismo, en manos del Partido Andalucista, cedió dos espacios públicos para la instalación de casetas (plazas Nueva y de San Francisco). Una autorización que Fiestas Mayores, gestionada por el PP, ha ignorado, al comenzar la colocación del decorado del Corpus. Los libreros han decidido boicotear la feria mientras no se subsanen los problemas de ubicación. Al final siempre pierden los lectores y los libros. Gabilondo, antes de desear que ambas citas "vivan juntas y en armonía", defendió la lectura como un instrumento para avivar la comprensión de la realidad. "Es fundamental para desarrollar la imaginación y comprender lo que ocurre", dijo. Con algunas excepciones: ni leyendo de corrido a Tolstoi puede comprenderse por qué la feria del libro no tiene libros. TEREIXA CONSTENLA

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