Inspirado por la Virgen

José Antonio Rodríguez Ferreiro dimitió hace algunas semanas de la alcaldía de Os Blancos (Ourense). Pero antes de tomar tan trascendental decisión evacuó consultas humanas y divinas.Entre las de naturaleza carnal incluyó al presidente del Partido Popular (PP) de la provincia gallega, José Luis Baltar; entre las celestiales, a la Virgen María, según confesión propia, y para situarse en un territorio intermedio apeló a Felisindo Rodríguez, un cura de reconocida militancia popular, al que sus adversarios políticos han implicado en asuntos tan poco eclesiásticos como adjudicaciones irregulares de...

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José Antonio Rodríguez Ferreiro dimitió hace algunas semanas de la alcaldía de Os Blancos (Ourense). Pero antes de tomar tan trascendental decisión evacuó consultas humanas y divinas.Entre las de naturaleza carnal incluyó al presidente del Partido Popular (PP) de la provincia gallega, José Luis Baltar; entre las celestiales, a la Virgen María, según confesión propia, y para situarse en un territorio intermedio apeló a Felisindo Rodríguez, un cura de reconocida militancia popular, al que sus adversarios políticos han implicado en asuntos tan poco eclesiásticos como adjudicaciones irregulares de obras o acarreo de votantes en las jornadas electorales.

Nada ha trascendido de la conversación con la Virgen, aunque sí se sabe lo que dijo Baltar: retiró su confianza a Rodríguez Ferreiro, a pesar de que éste había dicho unos días antes que estaba dispuesto a dar la vida por su presidente provincial.

En su fervor mariano-popular, el alcalde había colocado al PP en una situación un tanto embarazosa. Ferreiro pretendía declarar al PSOE "partido non grato" en el municipio, después de que el único concejal socialista denunciase que el alcalde utilizaba para trabajos particulares a los empleados del Ayuntamiento. Como el edil de la oposición es el director del instituto de la localidad, el regidor reunió a los funcionarios y se los llevó al colegio para interrumpir las clases en acto de protesta. Ferreiro se confesó dolido porque los trabajadores municipales no lo secundaron espontáneamente, sino que "hubo que obligarlos". Días después se lió a bofetones con otras dos funcionarias, que pretendían llevarle la contraria olvidándose de que estaban "metidas a dedo".

Su empeño en pararle los pies al PSOE le animó también a reunir a sus partidarios para tratar de impedir que el concejal socialista acudiese a un pleno. En esa concentración popular, bastante poco pacífica, sí que se produjo un milagro de la Virgen: todos los periodistas sufrieron un espejismo y creyeron ver entre la multitud a un diputado autonómico del PP. Sin embargo, a los pocos días, el consejero de Presidencia de la Xunta, Jaime Pita, deshizo el equívoco y lo negó solemnemente ante el Parlamento.

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