Los albanokosovares encuentran la paz en Mollina

El Gobierno comenzará a documentar a las 36 familias de refugiados a partir de mañana

Lo peor parece haber pasado. Los 235 refugiados albanokosovares que llegaron a Málaga el pasado viernes en un vuelo procedente de Macedonia ya están instalados en el Centro Eurolatinoamericano de Juventud (Ceulaj) en Mollina. Las premoniciones más pesimistas no se han cumplido: tras el primer chequeo médico del aeropuerto ninguno tuvo que ser hospitalizado. Aún así, la Cruz Roja comenzará el lunes a examinarlos en profundidad desde un punto de vista psicológico, médico y social. Además, ese mismo día el Gobierno empezará a gestionar su documentación.

Los hombros abatidos y el andar cans...

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Lo peor parece haber pasado. Los 235 refugiados albanokosovares que llegaron a Málaga el pasado viernes en un vuelo procedente de Macedonia ya están instalados en el Centro Eurolatinoamericano de Juventud (Ceulaj) en Mollina. Las premoniciones más pesimistas no se han cumplido: tras el primer chequeo médico del aeropuerto ninguno tuvo que ser hospitalizado. Aún así, la Cruz Roja comenzará el lunes a examinarlos en profundidad desde un punto de vista psicológico, médico y social. Además, ese mismo día el Gobierno empezará a gestionar su documentación.

Los hombros abatidos y el andar cansino con el que este grupo -compuesto por trabajadores de la construcción, abogados, maestros y campesinos- aterrizó el viernes a las 21.20 en el aeropuerto de Málaga han comenzado a desaparecer. Así lo aseguró ayer Ignacio Perelló, el director del centro que el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales tiene en Mollina. "Hay niños jugando en las instalaciones deportivaS, gente paseando por los jardines", dijo. El grupo, el tercero y más numeroso que recibe España, llegó en autobús el viernes pasadas las 23.00 a estas instalaciones que harán las veces de centro de primera acogida y derivación. Sólo hubo dos incidentes: una niña sufrió un ataque de asma en la cena y tuvo que ser trasladada al hospital de Antequera y otra que se desorientó al ir al baño y fue rescatada por el personal del centro. "La situación física y psicológica es aceptable. No han venido muy deteriorados", manifestó Karen Ruiz, la encargada del equipo de profesionales de la Cruz Roja que les está atendiendo. "Sólo hay algunas personas con las deficiencias crónicas características de su edad", aseguró en referencia a los seis ancianos que hay en el grupo. "De momento sólo estamos atendiendo las urgencias", dijo. No será hasta el lunes cuando los dos médicos, los dos trabajadores sociales y los tres médicos que componen el equipo de Cruz Roja comiencen a hacerles la revisión general prevista. Ese mismo día un grupo del Ministerio de Trabajo e Interior se trasladará a Mollina para documentarles. "De alguna manera estamos intentando que dejen de sufrir", aseguró el director de este centro, que tiene 71 habitaciones individuales, 30 dobles y 52 triples con baño en cada una de ellas. "Los trabajadores del centro se están dejando la piel. La mayoría de ellos ha dormido unas tres horas", aseguró. Los carteles del centro ha sido sustituidos por otros similares pero en albanés y la comida adaptada: potajes, patatas, pescado de río y todo cocinado con aceite de girasol. También tomaron "un café hervido y aguado que lo toman entre comidas como si fuera vino". Los refugiados no se han querido quedar atrás. Según Perelló, han solicitado participar en las tareas organizativas del centro. "A través de lo traductores nos han hecho llegar que quieren ayudar en la cocina para indicarnos sus gustos culinarios y arreglarse ellos mismos la habitación. Y eso es lo que queremos hacer: coordinarnos con sus líderes para que se sientan más integrados". Ropa de buen tiempo La Cruz Roja distribuyó ayer material de higiene y ropa entre los refugiados para que sustituyeran las botas, los plumíferos y los abrigos que traían como único equipaje por otra más acorde con su nueva ciudad. Además, el Ceulaj ha recibido, según Perelló, gran cantidad de material de asociaciones y ONG. Aún así, hizo un llamamiento a los ciudadanos para que envíen ropa nueva, material escolar y juguetes para los más de 80 menores que vienen en este grupo. Y eso a pesar de que el consejero andaluz de Asuntos Sociales, Isaías Pérez Saldaña, pidió control a la solidaridad. Los refugiados estarán en Mollina entre una semana y un mes, pero la mayor parte (unos 200) se quedará en Andalucía, según informó el consejero de Presidencia, Gaspar Zarrías. El resto serán distribuidos, siempre manteniendo el criterio de unidad familiar, en otros centros de Extremadura. La Junta ha dispuesto en Sevilla las residencia de la Diputación de Miraflores y la de la ONG Mensajeros por la Paz en Sanlúcar, así como la de la Consejería de Medio Ambiente en Rota (Cádiz). Además ha ofrecido a 50 plazas más en Cartaya (Huelva) y una partida presupuestaria de 100 millones de pesetas. Pero ayer en Mollina lo que querían, según Perelló, era comunicarse con los familiares que no pudieron coger el avión. No todos tienen la suerte de estar emparentados con Kosum Duli, un albanokosovar que se trasladó hace una semana desde Alemania para encontrarse unos primos que llegaban en el contingente, interesarse por ellos y darles un teléfono móvil.

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