TRIGUERO

Vigilante telefónico

Su nombre nos define casi por completo el hábitat. Zonas abiertas de cereal o de estepa como las de Carmona, que mantienen su verde mar oscilando al ritmo del viento, si éste viene a aliviar el calor cada vez más perceptible de los días luminosos. Utilizan como posadero los postes y los cables que sobre los campos hemos ido situando en nuestra conquista de la tierra y del paisaje. Los trigueros cantan y contestan con su vibrante "tititirri" antes de lucir el plumaje pardo y rayado en esos vuelos en los que sus patitas parecen un tren de aterrizaje preparando finalizar la travesía aérea. Desd...

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Su nombre nos define casi por completo el hábitat. Zonas abiertas de cereal o de estepa como las de Carmona, que mantienen su verde mar oscilando al ritmo del viento, si éste viene a aliviar el calor cada vez más perceptible de los días luminosos. Utilizan como posadero los postes y los cables que sobre los campos hemos ido situando en nuestra conquista de la tierra y del paisaje. Los trigueros cantan y contestan con su vibrante "tititirri" antes de lucir el plumaje pardo y rayado en esos vuelos en los que sus patitas parecen un tren de aterrizaje preparando finalizar la travesía aérea. Desde los cables telefónicos observa los alrededores para lanzarse a cazar saltamontes, mariposas, escarabajos o lo que se ponga por delante para llenar el buche. Cuando está en el suelo no duda en picotear las semillas entre el pasto y los rastrojos. A los machos les gusta mucho establecer su pequeño reino sobre un grupo de hembras a las que vigila de forma tenaz y quizá un poco tiránica. No quiere compartir su tesoro y se esfuerza en mantenerlo, en una actitud que en nuestro caso sería considerado como un denostado machismo acosador que obtendría escasos frutos. Ya se sabe, las reglas para unos no valen para otros.

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