El fiscal mantiene la petición de 90 años por el triple crimen de Casares pese a la falta de pruebas

El fiscal ha decidido mantener la petición de 90 años de cárcel para Ivan Ivanov, el ruso de 23 años que estos días se ha sentado en el banquillo de la sección primera de la Audiencia Provincial de Málaga para responder del asesinato de los tres miembros de la familia rusa Rizhov. El juicio quedó ayer visto para sentencia. El defensor asegura que su cliente sólo participó en el encubrimiento, y solicita una condena de tres meses. Las escasas pruebas aparecidas en el lugar de los hechos y la ausencia de los otros tres acusados dificultan el esclarecimiento del crimen.

El juicio contra Iv...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El fiscal ha decidido mantener la petición de 90 años de cárcel para Ivan Ivanov, el ruso de 23 años que estos días se ha sentado en el banquillo de la sección primera de la Audiencia Provincial de Málaga para responder del asesinato de los tres miembros de la familia rusa Rizhov. El juicio quedó ayer visto para sentencia. El defensor asegura que su cliente sólo participó en el encubrimiento, y solicita una condena de tres meses. Las escasas pruebas aparecidas en el lugar de los hechos y la ausencia de los otros tres acusados dificultan el esclarecimiento del crimen.

El juicio contra Ivan Ivanov ha estado presidido por una duda fundamental: ¿hasta dónde llegó su participación en el asesinato, en agosto de 1995, de la familia Rizhov? Ivanov vivía con los sicarios que presuntamente contrató Anton Chyrev para acabar con el matrimonio y su hija. Fue con ellos a la casa de la familia en Marbella la noche del crimen. Ayudó a esconder los cadáveres. Pero él sostiene que no tomó parte en el asesinato y que sólo lo encubrió por miedo. La falta de testigos y pruebas ha obligado tanto al fiscal del caso como al abogado defensor a pedir al tribunal que escoja la conjetura más plausible para reconstruir el crimen que convulsionó, en agosto de 1995, la tranquila población malagueña de Casares. Lo único cierto es que el 24 de ese mes un pastor de la localidad encontró tres cadáveres metidos en maletas que fueron identificados como los de un matrimonio ruso y su hija de siete años. También parece claro que el crimen surgió del odio que Chyrev profesaba a Andrey Rizhov, al que debía gran cantidad de dinero. Chyrev, que actualmente está huido de la justicia, contactó con el cuñado de Ivanov, Mihail Mugrugelov, y con el compañero de piso de éste, Wyacherlar Bakal, para encargarles el trabajo. Los íntimos de la familia Rizhov declararon en el juicio que hacia principios de agosto, Bakal y Mugrugelov comenzaron a frecuentar la casa de los fallecidos. El plan era que los sicarios trabasen amistad con sus víctimas, para poder planificar mejor el crimen. Sin embargo, ninguno de los amigos reconoció haber visto nunca a Ivanov en la casa de los Rizhov. Ese hecho refuerza la versión de Ivanov, que asegura que su primera incursión en la casa de las víctimas fue dos días después del crimen. Ivanov sostiene que sus amigos le habían dicho que iban a robar y que al entrar en la casa se encontró con los tres cuerpos en el baño. Dijo al tribunal que ayudó a meter los cuerpos en maletas por miedo, pero que ni siquiera llegó a enterrarlos porque, presa del espanto, pidió a los otros dos que le dejaran marchar y cogió un taxi hasta Málaga. Sin embargo, el taxista que lo llevó no ha podido ser localizado, y la persona que le prestó el dinero para pagarlo, la ex novia malagueña de su amigo Bakal, que era la única testigo de la defensa, tampoco compareció ayer en el juicio porque no ha habido manera de encontrarla. Así las cosas, el fiscal del caso entiende que Ivanov sí participó en el crimen, y que si no huyó como sus amigos -Bakal y Mugrugelov fueron localizados en Francia y están pendientes de extradición- fue porque, al no haber tenido contacto directo con el entorno de la familia, no creía que lo pudieran relacionar con el crimen. El fiscal fundamenta su teoría de que Ivanov participó en el crimen en que le encontraron objetos que pertenecían a la familia y en que la autopsia ha demostrado que las víctimas no tuvieron ocasión de resistirse: "hicieron falta al menos tres personas, y probablemente cuatro, para inmovilizar a los padres y apuñalarlos sin ruido y asfixiar a la niña", proclamó ayer en su informe definitivo. El abogado defensor apeló a la debilidad de carácter de Ivanov, que tenía 20 años cuando se cometió el crimen, para explicar que su cliente optase por encubrirlo en lugar de denunciarlo. A Ivanov lo cogieron porque el pastor que halló los cuerpos dijo que había visto el día antes una furgoneta en la zona. Resultó que la furgoneta la habían alquilado los tres y la usaron para cargar los cuerpos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Archivado En