Arenas depura de escándalos las listas del PP e incluye más mujeres

El secretario general del PP, Javier Arenas, confesó en público hace unos días que cuando recogió el testigo de ese cargo de Francisco Álvarez Cascos en el XIII Congreso Nacional del partido a finales de enero pasado no había tenido tiempo suficiente para mirar bien la herencia que recibía. Arenas se sinceró así cuando se le preguntó sobre cómo pensaba afrontar la "regeneración interna del PP" en casos tan problemáticos como los de Zamora, Asturias o Tenerife.

Eso sí, no olvidó añadir que las perspectivas electorales que le entregaban también eran "espléndidas". Tres meses después...

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El secretario general del PP, Javier Arenas, confesó en público hace unos días que cuando recogió el testigo de ese cargo de Francisco Álvarez Cascos en el XIII Congreso Nacional del partido a finales de enero pasado no había tenido tiempo suficiente para mirar bien la herencia que recibía. Arenas se sinceró así cuando se le preguntó sobre cómo pensaba afrontar la "regeneración interna del PP" en casos tan problemáticos como los de Zamora, Asturias o Tenerife.

Eso sí, no olvidó añadir que las perspectivas electorales que le entregaban también eran "espléndidas". Tres meses después, Arenas y su equipo han depurado totalmente de escándalos las listas que el PP presentará a los próximos comicios. El Comité Electoral Nacional cerró ayer todas las candidaturas de las capitales y de las autonómicas ya sin polémicas y con muchas más mujeres, 530, casi el doble que las presentadas en 1995.

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El plan de limpieza interna que Arenas se marcó se ha cumplido sin excepciones (Madrid, Guadalajara, Albacete) pero también sin estridencias. Los afectados, algunos denunciados e investigados judicialmente y otros tan sólo sospechosos, no se han quedado en el camino y por tanto tampoco han protestado públicamente. Al menos de momento.

El reguero de escándalos con que se tropezó Arenas se emponzoñó de entrada en Asturias. La escisión de los partidarios de Sergio Marqués, el presidente del Principado enfrentado con Cascos, se consumó sin que hiciese nada. De hecho, Asturias fue la última comunidad que visitó en su gira de presentación por España. A Tenerife también tardó en acudir. Lo hizo en plena Semana Santa y no le gustó nada el panorama. No le concedió credibilidad al denunciante de las corrupciones, Francisco de la Barreda, ni tampoco a su teórico hombre fuerte en la isla, Ignacio González, coordinador regional del PP.

Una resistencia en Tenerife

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Ignacio González ha sido el único caso de resistencia numantina a los designios de regeneración que emanan de Génova, 13. Se le pidió que escribiese una carta en la que anunciaba a la dirección del PP su retirada voluntaria de la política ante el acoso al que estaba siendo sometido y él se negó. Algo que sí hizo en su momento un edil de Urbanismo de Albacete encausado por un presunto delito de prevaricación. A esa decisión también llegaron los dos aforados del caso Zamora, el diputado José Manuel Peñalosa y el senador Dionisio García Carnero. Con ese argumento había renunciado antes otro aforado, el presidente de la Diputación de Guadalajara y senador, Francisco Tomey; o el histórico concejal de Obras de Madrid, Enrique Villoria. Ignacio González se acastilló en que ese abandono de sus pretensiones electorales, ser número uno a las autonómicas por Tenerife, podía presuponer su culpabilidad. El comité electoral regional remitió ayer una oferta al nacional ya sin González.

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