Cartas al director

Profundo disgusto

Soy asiduo lector de su diario, porque considero que mantiene unos elevados niveles de objetividad e independencia en la información que facilita, así como un cuidado estilo periodístico que comparto en gran medida. Por ello, pese a que es una página de publicidad, aunque sea de autopromoción, me ha disgustado profundamente la asociación fotográfica de Mandela y Hitler, así como la frase para promocionar el próximo coleccionable de este diario (Protagonistas del siglo XX). Comprendo que la tentación publicitaria y la alta competencia del mercado periodístico pueden llevar a los más imp...

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Soy asiduo lector de su diario, porque considero que mantiene unos elevados niveles de objetividad e independencia en la información que facilita, así como un cuidado estilo periodístico que comparto en gran medida. Por ello, pese a que es una página de publicidad, aunque sea de autopromoción, me ha disgustado profundamente la asociación fotográfica de Mandela y Hitler, así como la frase para promocionar el próximo coleccionable de este diario (Protagonistas del siglo XX). Comprendo que la tentación publicitaria y la alta competencia del mercado periodístico pueden llevar a los más impensables extremos, pero creo que un diario como EL PAÍS debería cuidar estos extremos mucho más, y no realizar asociaciones equívocas para promocionar un producto que seguramente será de gran calidad e interés para los lectores. Pero la insinuación de "juntar a Hitler y Mandela", sacada del contexto del propio coleccionable, da pie a interpretaciones deformadas de la realidad, además de la afrenta que puede suponer para todos los defensores de la libertad y los derechos humanos semejante propuesta, la cual mezcla dos antagónicas figuras de este siglo y los sitúa, tal vez de forma no premeditada, en un mismo plano, cuando sus obras y hechos marcan una diferencia abismal: el respeto y la tolerancia, así como la lucha por la libertad y la democracia del presidente Nelson Mandela, lo que no podemos afirmar de Hitler sin violentar el más mínimo rigor histórico. La labor pedagógica, informar formando, debe ser un objetivo a perseguir si queremos que en la frontera del siglo XXI el respeto a los derechos humanos, la libertad y la justicia sean valores universalmente aceptados y ejercidos, máxime si tenemos en cuenta la presente situación en los Balcanes al ser conculcados dichos principios de convivencia por un personaje como Milosevic.-

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