Cartas al director

Escena

Le voy a contar una escena habitual en la plaza de Ramales. Varios autobuses y coches ocupan la doble fila. A pocos pasos está casi vacío el flamante aparcamiento de autobuses de la plaza de Oriente que fue, junto al túnel, el causante de varios años de obras que los vecinos soportamos con paciencia. Algunos autobuses tienen los motores encendidos, en verano todos ellos, con sus agradables ruidos y humos. ¿Qué hacen estos autobuses contaminando y molestando? Simplemente esperan a que los turistas que han transportado terminen de comprar en una tienda de piel. Los coches esperan, controlados po...

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Le voy a contar una escena habitual en la plaza de Ramales. Varios autobuses y coches ocupan la doble fila. A pocos pasos está casi vacío el flamante aparcamiento de autobuses de la plaza de Oriente que fue, junto al túnel, el causante de varios años de obras que los vecinos soportamos con paciencia. Algunos autobuses tienen los motores encendidos, en verano todos ellos, con sus agradables ruidos y humos. ¿Qué hacen estos autobuses contaminando y molestando? Simplemente esperan a que los turistas que han transportado terminen de comprar en una tienda de piel. Los coches esperan, controlados por el aparcacoches, a que los conductores salgan del Café de Oriente.Entonces aparece el guardia municipal y la grúa. Difícil lo tiene para elegir entre tanto infractor, pero su sagacidad le permite descubrir al fondo un coche bien aparcado, pero sin tarjeta de la ORA. ¡A por él sin dudarlo! Al resto, ni una advertencia, ni una multa. Nos podemos preguntar cómo llamar a esta capacidad de nuestros agentes para escoger. ¿Despiste, desconocimiento, falta de lógica...? Repito que es una escena habitual.-

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