GENTE

UN TURISTA QUE SIEMBRA BOSQUES

Masanobu Fukuoka, filósofo de la agricultura natural, tiene 86 años pero desde hace 60 no lleva reloj y por ello dice que no tiene referencia del tiempo y desconoce su propia edad. Está en Mallorca, menudo, enjuto, con barba lacia y ojos escrutadores; rodeado de cuatro interpretes asistentes que pactan los matices de sus palabras. Divaga asido a un cayado rústico para explicar el punto y la línea sobre las que construye ideas. Fukuoka ha ido a la isla mediterránea a "sembrar bosques" contra la desertización, mediante la dispersión de bolas de arcilla que esconden en su corazón una semilla: Vol...

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Masanobu Fukuoka, filósofo de la agricultura natural, tiene 86 años pero desde hace 60 no lleva reloj y por ello dice que no tiene referencia del tiempo y desconoce su propia edad. Está en Mallorca, menudo, enjuto, con barba lacia y ojos escrutadores; rodeado de cuatro interpretes asistentes que pactan los matices de sus palabras. Divaga asido a un cayado rústico para explicar el punto y la línea sobre las que construye ideas. Fukuoka ha ido a la isla mediterránea a "sembrar bosques" contra la desertización, mediante la dispersión de bolas de arcilla que esconden en su corazón una semilla: Voleando canicas en tierras devastadas, cerca de las rocas de la costa, sin arar, ni podar, ni proteger los retoños. En su rueda de prensa, antes de atender las preguntas de los informadores, empezó a preguntar él a los que tomaban notas. -

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