La entrevista entre el Papa y Jatamí abre la vía de aproximación de dos grandes religiones

El Vaticano vivió ayer una jornada histórica en el largo camino de aproximación entre dos grandes religiones, el catolicismo y el islam, que durante siglos se han mirado con recelo. Juan Pablo II no dudó en calificar la jornada de "importante y prometedora", al posar para los fotógrafos junto al presidente iraní, Mohamed Jatamí, a la entrada de su biblioteca privada, donde mantuvieron una entrevista que duró 25 minutos. Antes de abandonar el Palacio Apostólico, el presidente iraní aseguró, "regreso a mi país lleno de esperanza en el futuro".

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El Vaticano vivió ayer una jornada histórica en el largo camino de aproximación entre dos grandes religiones, el catolicismo y el islam, que durante siglos se han mirado con recelo. Juan Pablo II no dudó en calificar la jornada de "importante y prometedora", al posar para los fotógrafos junto al presidente iraní, Mohamed Jatamí, a la entrada de su biblioteca privada, donde mantuvieron una entrevista que duró 25 minutos. Antes de abandonar el Palacio Apostólico, el presidente iraní aseguró, "regreso a mi país lleno de esperanza en el futuro".

Jatamí, de 56 años, primer mandatario iraní que pisa el Vaticano desde la revolución islámica de 1979 y el líder musulmán de mayor rango que traspasa el umbral de la Santa Sede en 20 años, pidió al Papa que rezara por él, y le dijo "espero que triunfe la ética y la moral junto a la paz y la reconciliación".El Vaticano considera decisiva la influencia de Irán en Oriente Próximo y en el mundo musulmán, en especial ahora, cuando Jatamí ostenta la presidencia de la Conferencia Islámica que agrupa a 55 naciones de esta fe.

A primera hora, la policía había procedido a un minucioso registro de un millar de coches aparcados en las inmediaciones del Grand Hotel donde se ha alojado el líder iraní durante su estancia en Roma, mientras por órdenes de Interior, quedaba cerrada al tráfico la avenida de la Conciliación, y las zonas aledañas a la plaza de San Pedro. Las medidas de seguridad no evitaron que un grupo de disidentes consiguiera llegar a San Pedro e improvisar una pequeña manifestación en la que lanzaron gritos de "Jatamí terrorista".

El Consejo Nacional de la Resistencia Iraní había pedido hace días al Papa que no recibiera al presidente de Irán, donde la llegada de Jatamí a la jefatura del Estado no ha logrado aún acabar con los asesinatos de disidentes, las torturas a los detenidos, y la represión contra quien no se atiene al código de conducta que marca el Corán. La diplomacia vaticana ha seguido su propio criterio ya que para la Santa Sede es prioritario el diálogo entre religiones y la apertura de vías de comunicación que permitan a la Iglesia velar por la situación de los católicos en Irán.

De acuerdo con la agencia misionera vaticana, Fides, desde el triunfo de la revolución islámica, la iglesia católica local ha sufrido enormemente, pese a las relativamente buenas relaciones del régimen de Teherán con el Vaticano. Si bien el trato a los católicos ha mejorado en los últimos años en Irán, el número global de cristianos ha disminuido sensiblemente (de 310.000 en 1976 a 120.000 hoy). Los católicos son libres de practicar el culto religioso sólo en las iglesias y su actividad está sometida a una estrecha vigilancia. Las publicaciones y la prensa cristiana están prohibidas.

El Papa, en relativa buena forma, recibió al jefe del Estado iraní en el umbral de su biblioteca privada. Los dos líderes religiosos, máximos mandatarios de sendos Estados teocráticos, departieron privadamente durante menos de media hora. Pese a que no trascendió nada de la conversación, el portavoz de la Santa Sede, Joaquín Navarro Valls, declaró que el presidente Jatamí había subrayado que la reunión estuvo presidido por el "espíritu de Asís". Se refería a la Jornada Mundial de la plegaria que reunió en Asís el 27 de octubre de 1986, por iniciativa de Juan Pablo, II a altos representantes de las grandes religiones mundiales. Navarro Valls se refirió también el sorprendente gesto de uno de los cuatro clérigos que acompañaban a Jatamí en Vaticano, que besó al Papa en la mejilla.

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Antes de abandonar la Santa Sede e Italia de regreso a Teherán, Jatamí se entrevistó con el Secretario de Estado vaticano, cardenal Angelo Sodano. La paz en Oriente Próximo, la desautorización por parte de Irán de los métodos terroristas, y el respeto del régimen de Teheran a los derechos humanos, figuraban entre los temas prioritarios para la diplomacia vaticana.

Balance positivo

El balance de la primera visita de un presidente iraní a Occidente tras la revolución islámica ha sido positivo a juzgar por las declaraciones del ministro de Exteriores italiano, Lamberto Dini, y por las del propio Jatamí. Sin embargo, la prensa más conservadora iraní no ha pasado por alto "la ofensa" que ha constituido para la República islámica que la Universidad de Turín otorgara el miércoles honores académicos al escritor Salman Rushdie, mientras el presidente Jatamí se encontraba en Roma.

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