130.000 cazadores deben cambiar de escopeta para usar perdigones de acero

Las bolas de plomo serán prohibidas

Unos 130.000 cazadores aficionados a la captura de aves acuáticas con perdigones de plomo deberán cambiar sus viejas escopetas por otras de mejor calidad, y tres veces más caras (en torno al medio millón de pesetas), si quieren seguir practicando su afición. Esta modalidad es practicada por la décima parte de los cazadores censados en España (1.300.000), que en su mayor parte utilizan escopetas modestas, idóneas para la caza menor pero inadecuadas para los perdigones de acero, cuyo uso será obligatorio a partir del año 2000 por decisión del Gobierno y las comunidades.

Las 50.000 aves ac...

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Unos 130.000 cazadores aficionados a la captura de aves acuáticas con perdigones de plomo deberán cambiar sus viejas escopetas por otras de mejor calidad, y tres veces más caras (en torno al medio millón de pesetas), si quieren seguir practicando su afición. Esta modalidad es practicada por la décima parte de los cazadores censados en España (1.300.000), que en su mayor parte utilizan escopetas modestas, idóneas para la caza menor pero inadecuadas para los perdigones de acero, cuyo uso será obligatorio a partir del año 2000 por decisión del Gobierno y las comunidades.

Las 50.000 aves acuáticas y migradoras que fallecen cada año por el plumbismo no mueren a perdigonazos. Cuando rastrean los humedales en busca de alimento, confunden los perdigones con las piedrecitas que se llevan a su molleja para hacer la digestión y acaban intoxicándose.La sustitución de los perdigones de plomo no es una tarea fácil. Desde que en 1874 se tuvo el primer indicio de que las muertes se debían a la ingestión de los perdigones perdidos, biólogos y armeros han trabajado con poco éxito en la alternativa a estos cartuchos .

En Estados Unidos los prohibieron hace 20 años, pero ello no supuso problema alguno, porque las armas son allí mucho más consistentes que las europeas: las paredes del cañón tienen mayor grosor. En el resto del mundo, sólo Australia, Canadá, Dinamarca y Holanda han seguido ese camino.

De aplicarse esta medida en España, los cazadores de aves acuáticas tendrán que cambiar de escopeta o quedarse en casa. El uso de cartuchos de acero en escopetas inadecuadas no sólo está prohibido, sino que puede causar accidentes o inutilizar el arma, que suele costar de 50.000 a 150.000 pesetas.

Manuel Andrade, presidente de la Federación Española de Caza, afirma: "Hemos pedido al Ministerio de Medio Ambiente que la prohibición sólo se aplique de momento a los puestos fijos, porque es allí donde se concentran los perdigones". "Estamos de acuerdo con la medida, pero no se puede aplicar de modo general. Una imposición sería prematura. No funcionará. Ese estilo de ordeno y mando es repudiable", añade. Todos los ensayos realizados para sustituir los perdigones de plomo por otros metales han fracasado. O resultan extremadamente caros o son tóxicos como el plomo. Los más asequibles son los de acero, aunque también presentan problemas. Aun así, los cazadores tendrán que sustituir sus escopetas baratas por otras de calidad superior.

Cartuchos alternativos

La diferencia de precios tiene una gran repercusión en la actividad cinegética, un sector en regresión por la presión y multiplicidad de normas que lo regulan. A Julián Sánchez, director de Unión Española de Explosivos-Cartuchería Deportiva, fabricante de más de un millón de cartuchos diarios -es la primera empresa europea del ramo- le quita el sueño. Sánchez está empeñado es buscar un cartucho alternativo a los de plomo que pueda ser utilizado con las escopetas de siempre.Está persuadido de que los trabajos realizados hasta ahora han recorrido un camino erróneo y se ha perdido el tiempo buscando una munición diferente. Después de romper decenas de escopetas en su fábrica en Nanclares de la Oca (Álava), Sánchez cree haber dado con la solución. Se trata del taco de plástico que hace de contenedor de los perdigones en el cartucho. Con el taco de polietileno convencional, los perdigones de acero -más duros que los de plomo- lo traspasan y raspan el cañón. Pueden llegar a deformar el arma y herir al cazador que la utiliza. Sánchez ha ideado un taco mucho más grueso y resistente. Ahora le falta dar con la cantidad de pólvora ideal para lograr la velocidad y presión adecuadas de un disparo con perdigones de acero equivalente al de los perdigones de plomo a partir de los 30 metros.

Según Theo Oberhuber, portavoz de Ecologistas en Acción, tanto las autoridades como los armeros han dispuesto de tiempo sobrado para buscar los cartuchos alternativos: "Llevan seis años en ello y no me creo que salgan tan caros".

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