Cartas al director

Un barrio llamado Lídice

El 9 de junio de 1942, secciones de la Gestapo, las SS y de la Policía Militar alemana irrumpieron en la localidad checa de Lídice. Poco tiempo después, aquella población había "dejado de existir", tal como mandó Adolfo Hitler, en represalia por el atentado que segó la vida del Reichsprotektor de Bohemia-Moravia, Reinhardt Heydrich.Toda la población, que había permanecido completamente ajena al magnicidio, fue exterminada, salvo algunas mujeres que consiguieron sobrevivir y unos pocos niños que, tras ser seleccionados como "suficientemente arios", fueron conducidos a Praga para ser "reeducados...

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El 9 de junio de 1942, secciones de la Gestapo, las SS y de la Policía Militar alemana irrumpieron en la localidad checa de Lídice. Poco tiempo después, aquella población había "dejado de existir", tal como mandó Adolfo Hitler, en represalia por el atentado que segó la vida del Reichsprotektor de Bohemia-Moravia, Reinhardt Heydrich.Toda la población, que había permanecido completamente ajena al magnicidio, fue exterminada, salvo algunas mujeres que consiguieron sobrevivir y unos pocos niños que, tras ser seleccionados como "suficientemente arios", fueron conducidos a Praga para ser "reeducados como alemanes".

Pero Lídice no desapareció de los mapas del mundo. En memoria de aquel horror fueron levantados muchos monumentos, y en Estados Unidos, Brasil y otros países se bautizó con ese nombre a poblaciones de nueva creación.

Siendo Madrid, como merecidamente puede considerarse, una ciudad abierta y cosmopolita, no estaría de más recordar, a la hora de poner nombre a un nuevo barrio, el de este pequeño pueblo checo que ha quedado como símbolo del dejar por siempre perenne en la memoria de todos aquellos lugares a los que la barbarie de este siglo trató de borrar de la faz de la Tierra.

Así, partiendo de una plaza central con el nombre de Lídice, podrían arrancar calles y avenidas con los nombres de algunos de los muchos pueblos y ciudades que fueron martirizados por Hitler, Stalin, Pol Pot y tantos otros dictadores de uno y otro signo que, con sus políticas genocidas y sus sueños de poder, se creyeron con el derecho de poder eliminar a millones de seres humanos. Y, por otro lado, sería una buena manera de repasar para esta nueva centuria y milenio que comienzan, algunas de las lecciones que este siglo XX cambalache nos ha dejado.-

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