Centenares de africanos esperan en Tánger para entrar en Ceuta

Relato de un terrible viaje que comienza en una pensión atestada

Cerca de mil africanos se ocultan en casas particulares o en las pensiones que rodean la plaza de toros de Tánger (Marruecos) a la espera de poder entrar ilegalmente en Ceuta. La mayoría dispone de un plano para dirigirse, si consigue sortear los controles de la policía española, al campamento de Calamocarro, donde ya se alojan otros dos mil inmigrantes. Las pensiones de Tánger, como ha podido comprobar EL PAÍS, revientan con centenares de personas, hacinadas en habitaciones sin ventilación ni sanitarios, que pagan religiosamente su alquiler a la espera de que los traficantes vayan organizando...

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Cerca de mil africanos se ocultan en casas particulares o en las pensiones que rodean la plaza de toros de Tánger (Marruecos) a la espera de poder entrar ilegalmente en Ceuta. La mayoría dispone de un plano para dirigirse, si consigue sortear los controles de la policía española, al campamento de Calamocarro, donde ya se alojan otros dos mil inmigrantes. Las pensiones de Tánger, como ha podido comprobar EL PAÍS, revientan con centenares de personas, hacinadas en habitaciones sin ventilación ni sanitarios, que pagan religiosamente su alquiler a la espera de que los traficantes vayan organizando pequeños grupos que, de madrugada, intenten llegar al lugar que consideran la puerta de Europa. Fuentes policiales afirman que la situación es peor en Tetuán y parecida en Larache. Las autoridades marroquíes deportan periódicamente a grupos de africanos, pero aseguran que no disponen de medios para evitar la imponente riada actual.

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