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Andalucía promociona a las mentes más jóvenes El comité de Arco no admite las solicitudes de participación de cuatro galerías de la comunidad

Tete Álvarez Tete Álvarez (Cádiz, 1964) ha buceado en el tema del conocimiento de la realidad en su obra Nosce te ipsum (Conócete a tí mismo), junto a a la aparece en la fotografía. Es una video-instalación con dos monitores en blanco y negro sobre un banco de madera. Desde las pantallas, dos imágenes se enfrentan a modo de espejo, un juego con el que Álvarez se cuestiona la incapacidad del hombre para conocerse a sí mismo. El artista acaba de recibir dos buenas noticias: su obra ha sido seleccionada para el Premio Arco Electrónica/Media Art y, además, expondrá en el Centro Andaluz de Arte C...

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Tete Álvarez Tete Álvarez (Cádiz, 1964) ha buceado en el tema del conocimiento de la realidad en su obra Nosce te ipsum (Conócete a tí mismo), junto a a la aparece en la fotografía. Es una video-instalación con dos monitores en blanco y negro sobre un banco de madera. Desde las pantallas, dos imágenes se enfrentan a modo de espejo, un juego con el que Álvarez se cuestiona la incapacidad del hombre para conocerse a sí mismo. El artista acaba de recibir dos buenas noticias: su obra ha sido seleccionada para el Premio Arco Electrónica/Media Art y, además, expondrá en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo a finales de este año. La instalación está en la galería Cavecanem (Pabellón 7, A49) y cuesta 400.000 pesetas.En la feria de Arco, abierta hasta el próximo día 16, participan 233 galerías de 27 países. La directora de la feria, Rosina Gómez-Baeza, presentó orgullosa las cifras: hay sitio para poco más de 200 galeristas y las peticiones se acercaron este año a las 500, un buen signo del prestigio que ha alcanzado el certamen. El comité de selección, que estudia cada año todas las solicitudes, quiere seguir aumentando la presencia extranjera. Este año hay 136 extranjeras y 97 españolas. Con esta declaración de intenciones, los marchantes andaluces que aspiran a presentarse en Arco lo tienen cada vez más difícil. Por cuarto año consecutivo, el número de galerías andaluzas no ha aumentado: son siete. Cuatro espacios se han quedado de nuevo en la calle: Alfredo Viñas y Marin Galy, ambas de Málaga; Isabel Ignacio, de Sevilla, y Sandunga, de Granada. "Este año no ha habido en el comité de selección ningún galerista andaluz y eso ha influido en el que algunos que estaban a la cabeza de la lista de espera, porque cumplen todos los requisitos, no hayan podido entrar", afirma Magda Bellotti, presidenta de la Asociación de Galerías Andaluzas de Arte Contemporáneo y directora de un espacio en Algeciras (Cádiz). Los galeristas que, según dicen, siempre andan "en la cuerda floja" en el tema económico se enfrentan este año a un problema añadido: un retraso burocrático ha hecho que aún no hayan cobrado la subvención que la Consejería de Cultura de la Junta les concedió para Arco 98. La ayuda es de cerca de un millón de pesetas para cada galería y Cultura la concede para cada edición. "La feria debe ser selectiva si quiere seguir siendo la más importante del país. Hay otras que no son selectivas y no van a ningún sitio. Sólo pueden entrar las galerías que tienen un perfil definido y apuestan por el arte joven, no las que se dedican al arte comercial", dice Juana de Aizpuru, directora de una galería en Sevilla y otra en Madrid. De Aizpuru asegura que hay un grupo de artistas andaluces que "conectan con las nuevas tendencias internacionales y es muy fácil introducirlos en el este mercado". Piensa que ha llegado el momento de las mujeres y augura un buen futuro profesional para artistas como Mercedes Carbonell, Nuria Carrasco, Pepa Rubio o Pilar Albarracín, entre otras. En esta edición, Rafael Ortiz, que dirige una galería en Sevilla, se ha preocupado especialmente del montaje de su stand y lo ha convertido en una especie de laberinto abierto que invita al público a entrar. Ortiz es uno de esos profesionales serios que está contribuyendo a que en España se valore más la profesión de galerista. "El galerista cumple una papel fundamental en la difusión y la promoción de los artistas. Trabajamos en muchos frentes distintos, en cosas de las que los artistas no se pueden ocupar. En el resto del mundo, especialmente en Estados Unidos, la de galerista es una profesión muy prestigiosa y, socialmente, está muy valorada; en España comienza a valorarse ahora", afirma. Javier Velasco Juan Ávila El trabajo de Javier Velasco (La Línea de la Concepción, Cádiz, 1963) es multidisciplinar y lo caracteriza la ausencia del miedo. El artista se estrena en Arco con una pieza arriesgada, la instalación titulada Bocas, junto a la que aparece en la fotografía. La obra cuesta 250.000 pesetas y está en la galería Magda Bellotti (Pabellón 7, BC, 60). A Juan Ávila (Chiclana, Cádiz, 1960) le importa más la materia que el concepto. Poliester, cristal y acrílico son los comodines de este creador que viene a Arco por primera vez. Estas piezas, junto a las que aparece en la fotografía, están en la galería Carmen de la Calle de Jerez (Pabellón 7, A65) y cuestan 150.000 pesetas (grandes) y 80.000 (pequeñas).

"Si la vendo, me quedo sin memoria, desaparezco"

"Si la vendo, me quedo sin memoria, desaparezco", dice entre divertida y horrorizada Lucía Álvarez, la artista de 26 años que se presenta en Arco por primera vez de la mano de la galería Fernando Serrano de Moguer. La escultora, que tan sólo ha realizado una exposición individual, ha cogido todas las fotografías que tiene desde que nació y, sin hacer copias, las ha cortado al mismo tamaño - un cuadrado de 4,4 centímetros- para incluirlas en la pieza con la que se estrena en la feria madrileña. "Están todas mis fotos y también algunas que le he quitado a mi madre combinadas con otras fotos veladas y envueltas en papel de seda que representan los flases de la memoria, los momentos que te quedas en blanco", asegura la artista que está convencida que no venderá la pieza. Lucía Álvarez presenta una obra llena de referencias personales y otras procedentes del barroco. La escultora siempre introduce en sus obras algún insecto con el que, como los pintores del siglo XVII, recuerda la fugacidad de la vida. "Trabajo para aprender. A la vez que voy avanzando me hago más preguntas. Algunos artistas parece que lo saben todo, que ellos dicen cómo deben ser las cosas", comenta Lucía Álvarez que estuvo en Gran Bretaña con una beca Erasmus y volvió obsesionada con el tema de las tumbas, el alma y la tierra. Junto a la obra de esta escultura, Fernando Serrano presenta, también por primera vez, los trabajos de María Cañas, Juan Francisco Romero y Antonio Gómez. El ciclo de la vida Javier Velasco, otro de los recién llegados, ha elegido también una pieza difícil para su debú. El artista presenta en la galería Magda Bellotti la instalación Bocas, una poesía visual desde la que habla de la vida como un círculo. "Todos pasamos por las mismas etapas. Nos nacen los dientes, uno a uno y vamos madurando hasta que nuestra dentadura se completa. Además, todas las bocas se están riendo porque saben que nadie puede parar ese proceso que termina con la muerte", explica el artista que ha colgado de una pared 75 bocas de escayola, la mitad de ellas policromadas con travertino lo que les hace parecer de cristal. Sol Zapatero, que presenta dos bronces en la galería Félix Gómez, ha tardado un poco más que sus colegas en llegar a Arco pero, en su caso, ha sido una autolimitación. La escultora es hermana del pintor Rafael Zapatero y el buen hacer de su hermano siempre la ha retraído a la hora de mostrar sus trabajos. Para Juan Ávila, otro de los novatos en Arco, se trata de un paso muy importante. "Llevo 15 años en el mundo del arte y estar en Arco es una de las cosas más importantes que me han ocurrido", asegura el pintor que tiene motivos para estar contento porque la Diputación de Cádiz acaba de adquirir una de sus obras. Sol Zapatero Es la primera vez que viene a Arco, pero no se deja deslumbrar. Sol Zapatero (Sevilla, 1959) está convencida de que el lugar más importante para un artista debe ser su estudio. La escultora, que expone desde 1985, plasma siempre en sus obras sus sentimientos más íntimos. En la feria presenta dos esculturas en bronce. Limus, junto a la que aparece en la fotografía, es una especie de Ofelia -su autora insiste en que no está muerta, sino dormida- que presenta en la galería sevillana de Félix Gómez (Pabellón 5, F308). La obra cuesta 285.000 pesetas. José María Larrondo José María Larrondo (Villafranca de los Barros, Badajoz, 1958) está presente la feria desde mediados de los ochenta. "En España, un artista siempre tiene que estar demostrando lo que vale; algo que no ocurre en otros países", comenta "La bella solitaria es la idealización de una tenia, un ser que se instala en tu interior y te chupa tus fluidos vitales. Aunque se trata de un ser horrible, lo he hecho muy bello. es como un súcubo", explica el artista, que en la fotografía aparece junto a este lienzo. La obra cuesta un millón de peseta y se presenta en la galería Juana de Aizpuru (pabellón 7, B61). Lucía Álvarez Ha salido de una de las últimas hornadas de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla y, como ella misma dice, "va a por todas". Lucía Álvarez (Osebe, Ourense, 1972) vive en la capital andaluza desde los seis años y presenta la instalación Proyecto para cenotafio (monumento funerario en el que no está el cadáver). Además de 2.100 fotografías, la obra se compone de dos cajas bronce que, según la artista, representan el cielo y el infierno, y de una silueta en gasa de ella misma. La obra se exhibe en la galería Fernando Serrano de Moguer (Pabellón 7, BC45) y cuesta 800.000 pesetas.

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