El PNV secunda a EH en la defensa de Ternera y bloquea las comisiones del Parlamento vasco

El Parlamento vasco vivió ayer una de sus jornadas más insólitas y tensas. El presidente de la Cámara, el peneuvista Juan María Atutxa, impidió por razones reglamentarias que la Junta de Portavoces votara una resolución de los grupos nacionalistas contra la reciente decisión de la Audiencia Nacional de impedir la asistencia a los actos del Parlamento del etarra Josu Ternera, encarcelado a la espera de ser juzgado por delitos de terrorismo. La decisión de Atutxa provocó el enfado de los diputados de EH, que abandonaron las votaciones que iban a permitir constituir las comisiones. El PNV y EA...

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El Parlamento vasco vivió ayer una de sus jornadas más insólitas y tensas. El presidente de la Cámara, el peneuvista Juan María Atutxa, impidió por razones reglamentarias que la Junta de Portavoces votara una resolución de los grupos nacionalistas contra la reciente decisión de la Audiencia Nacional de impedir la asistencia a los actos del Parlamento del etarra Josu Ternera, encarcelado a la espera de ser juzgado por delitos de terrorismo. La decisión de Atutxa provocó el enfado de los diputados de EH, que abandonaron las votaciones que iban a permitir constituir las comisiones. El PNV y EA tuvieron que correr detrás de ellos para evitar que las presidencias de estos órganos pasaran a manos del PP y PSE. La oposición contempló indignada el bloqueo de la Cámara durante dos horas hasta que PNV, EA y EH regresaron tras acordar llevar el caso Ternera a un futuro pleno.

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El día ya había amanecido caldeado. Al escándalo por la designación del ex número dos de ETA José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, como portavoz de EH en la Comisión de Derechos Humanos y a la polémica decisión de la Audiencia Nacional de no permitir ni a este recluso ni al también parlamentario de EH José Antonio Etxeberria, igualmente en prisión preventiva, asistir a la Cámara, se unían las críticas de la oposición a los partidos del Gobierno vasco (PNV y EA) por su pacto para copar todas las presidencias de las comisiones parlamentarias, pese a contar con sólo 27 de los 75 escaños de la Cámara. Pero la situación explotó a las diez de la mañana, cuando el presidente del Parlamento, el peneuvista Juan María Atutxa, impidió una votación en la Junta de Portavoces, convocada con carácter extraordinario a instancias de los nacionalistas, para aprobar un duro documento contra la decisión de la Audiencia Nacional en el caso Ternera. La oposición (PSE-EE, PP y Unidad Alavesa) puso objeciones a entrar en una pugna con un órgano judicial y en última instancia argumentó que el escrito incumplía los requisitos establecidos en el Reglamento para su debate y aprobación. Tras consultar con el letrado, Atutxa levantó la reunión.

Ese hecho provocó un cortocircuito en la todavía frágil alianza nacionalista. Los diputados de EH, que 24 horas antes habían pactado apoyar al PNV y EA para la presidencia de las 13 comisiones parlamentarias, no acudieron a la sala en la que debían constituirse. Ante la eventualidad de quedar en minoría y perder las presidencias a manos de socialistas y populares (suman 30 escaños), que habían acordado presentar candidaturas conjuntas, el PNV pidió un receso de cinco minutos que Atutxa concedió tras un instante de duda.

Los partidos del Gobierno acudieron al grupo parlamentario de EH y, en medio de las ironías de la oposición, consiguieron que los abertzales regresaran a la sala para permitir con su votos que la presidencia de la primera comisión, la de Instituciones e Interior, recayera en el peneuvista José Antonio Rubalkaba. Los problemas no habían hecho más que empezar.

Apenas un minuto después desaparecieron todos los parlamentarios nacionalistas. "Los de EH no quieren venir y estamos intentado convencerles para que vengan", explicaba un diputado del PNV, que no entendía el segundo plantón. La situación se volvió insostenible y Atutxa fue aplazando una por una la elección de los presidentes y miembros de la Mesa de otras cinco comisiones al no haber el quórum requerido, en medio de las cada vez más duras protestas de la oposición.

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Los tres partidos nacionalistas consiguieron reconducir la situación al acordar transformar su declaración en proposición no de ley,que se debatirá en un próximo pleno, el día 19. Al regresar a la sala, se constituyeron sólo siete comisiones. IU decidió marcharse para no participar en "la farsa", y tanto socialistas como populares cargaron las tintas en el ridículo que EH estaba haciendo pasar a los nacionalistas. "PNV y EA están pagando un peaje político para asegurar su mayoría, que pasa por secundar la iniciativa a favor de un preso de ETA. Por tanto, es indirectamente un peaje a ETA", señaló el portavoz socialista, Fernando Buesa. En términos similares se expresó Leopoldo Barreda, del PP: "EH ha conseguido hoy lo que no había logrado cuando ETA asesinaba: bloquear el Parlamento vasco. La sociedad tiene que saber que el PNV ha mostrado hoy su actitud sumisa y acomplejada frente a EH".

El peneuvista Joseba Egibar negó que la ausencia de su formación se debiera a un boicoteo o a "debilidades numéricas". La justificó en la necesidad de dar una "respuesta contundente" a la resolución de la Audiencia Nacional, que calificó de "injerencia" en el funcionamiento del Parlamento. "Se están vulnerando los derechos de dos parlamentarios", dijo. El portavoz de EH, Kepa Gordejuela, afirmó que "desde el Estado se está intentando impedir el proceso político de este pueblo hacia su soberanía y hacia la normalidad".

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