Trillo levanta la sesión olvidando el voto de las iniciativas de izquierda

La sesión de la Diputación Permanente discurrió por un sendero un tanto festivo, con palabras muy duras pero tono correcto. Si no hubiera sido así el presidente del Congreso, Federico Trillo, se hubiera visto en un aprieto por el olvido del que fue víctima: levantó la sesión cuando terminaron las intervenciones sin someter a votación las iniciativas de la izquierda para que el presidente del Gobierno, José María Aznar, acudiera al Congreso a explicar los cambios de su gabinete. "Se levanta la sesión", dijo Trillo. De inmediato, gritos de los diputados de la izquierda. "El voto, el voto". "¿Es ...

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La sesión de la Diputación Permanente discurrió por un sendero un tanto festivo, con palabras muy duras pero tono correcto. Si no hubiera sido así el presidente del Congreso, Federico Trillo, se hubiera visto en un aprieto por el olvido del que fue víctima: levantó la sesión cuando terminaron las intervenciones sin someter a votación las iniciativas de la izquierda para que el presidente del Gobierno, José María Aznar, acudiera al Congreso a explicar los cambios de su gabinete. "Se levanta la sesión", dijo Trillo. De inmediato, gritos de los diputados de la izquierda. "El voto, el voto". "¿Es que aquí ya no se vota?". "¡Que venga Freud; vaya lapsus¡". Trillo soportó el chaparrón con cierto rubor, aunque pronto apreció que sobresalía el tono de broma. "Se anula el levantamiento de la sesión. Vamos a proceder a la votación...". Y se votó.Este colofón llamó singularmente la atención porque la sesión había estado plagada de referencias a la importancia de las formas en democracia y con críticas a Aznar, acusado con profusión de "autoritarismo y caudillismo".

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El griterío lo había sufrido antes que Trillo el portavoz del PP, Luis de Grandes, que aguantó el tirón sin dar muestras de titubeos. Mientras más chillaban los socialistas, más cantaba De Grandes las excelencias del Gobierno. "A ustedes les ocurre que están aquejados de falta de liderazgo, que Felipe González les dejó con nocturnidad y les dejó huérfanos; nosotros gozamos de unidad ejemplar", decía de corrido el portavoz del PP. Casi no había terminado de ensalzar esa unidad cuando los socialistas coreaban: "Franco, Franco, Franco", intercalándolo con el de "caudillo". Los más activos fueron Joaquín Leguina, José Antonio Griñán, Luis Yáñez, con la ayuda de Ángeles Amador.

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