No profanéis el sueño de los muertos

Una película de terror española recordaba hace 20 años una máxima universal: "No profanéis el sueño de los muertos". Es una idea presente en todas las culturas, como el cuidado de los niños o el respeto a los padres. Sin embargo, este principio se vulnera en Almería. Desde hace ya un par de años los vecinos de La Cañada, un barrio a las afueras de Almería, han pedido en varias ocasiones al Ayuntamiento de la ciudad que adecente la zona en la que se encuentra un panteón familiar abandonado. Sin embargo, el lugar -que entre sus ruinas guarda una placa en la que se puede leer "1880. Familia Hern...

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Una película de terror española recordaba hace 20 años una máxima universal: "No profanéis el sueño de los muertos". Es una idea presente en todas las culturas, como el cuidado de los niños o el respeto a los padres. Sin embargo, este principio se vulnera en Almería. Desde hace ya un par de años los vecinos de La Cañada, un barrio a las afueras de Almería, han pedido en varias ocasiones al Ayuntamiento de la ciudad que adecente la zona en la que se encuentra un panteón familiar abandonado. Sin embargo, el lugar -que entre sus ruinas guarda una placa en la que se puede leer "1880. Familia Hernández"- sigue sin ser limpiado y muchos de los niños del barrio lo han convertido en lugar de recreo. Los huesos y las calaveras están fuera de los nichos y los chavales se entretienen en jugar con los restos de los 40 cadáveres que fueron enterrados hace ya un siglo en la pequeña ermita en la que se encuentra este ruinoso panteón del que nadie se ocupa. Esta situación de abandono tolerada por las autoridades ha llevado incluso al desprecio más brutal hacia uno de los derechos esenciales de cualquier persona: que sus despojos sean respetados. En ocasiones, alguna de las calaveras ha llegado incluso a servir a grupos de niños de la zona como improvisada pelota para jugar al fútbol, ya que acceder al lugar y coger los restos de los nichos profanados es bastante fácil, debido al pésimo estado de conservación de la ermita, que carece incluso de puerta. Los escombros y basuras que se están acumulando en los alrededores de la ermita suponen, junto al hecho de que los huesos de los cadáveres estén esparcidos de cualquier modo por el suelo, un riesgo para los vecinos por los posibles focos de infección que se pueden originar en las inmediaciones de este lugar abandonado.

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