Terapia de grupo contra el desempleo

La gran puerta de hierro negro que da entrada a la Fundación Prahu (Proyectos y Ayuda Humanitaria) de Barcelona ha significado el inicio de una nueva vida para muchos. Detrás de un largo pasillo que recorre el segundo piso, al fondo, una pequeña puerta de color blanco. Al cruzar la puerta, dos amplias habitaciones y una improvisada oficina han sido testigos en los últimos dos años de un curso de ayuda para más de 200 personas excluidas del sistema productivo por tener más de 40 años. La gran mayoría de los que han colaborado en el curso que ofrece la fundación ha conseguido un puesto de traba...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La gran puerta de hierro negro que da entrada a la Fundación Prahu (Proyectos y Ayuda Humanitaria) de Barcelona ha significado el inicio de una nueva vida para muchos. Detrás de un largo pasillo que recorre el segundo piso, al fondo, una pequeña puerta de color blanco. Al cruzar la puerta, dos amplias habitaciones y una improvisada oficina han sido testigos en los últimos dos años de un curso de ayuda para más de 200 personas excluidas del sistema productivo por tener más de 40 años. La gran mayoría de los que han colaborado en el curso que ofrece la fundación ha conseguido un puesto de trabajo digno para sus posibilidades. Los que han decidido asomarse a esta iniciativa son todos jóvenes de espíritu pero demasiado mayores para entrar en un mercado laboral marcado por el vertiginoso ritmo de la innovación tecnológica y la escasez de empleo. Los promotores de la fundación, animados por las ganas de ofrecer toda la ayuda personal a aquellos que han perdido la confianza en sí mismos, decidieron crear en 1996 la asociación Començar de Nou, basada en un método colectivo de participación. Desde entonces se ha brindado apoyo psicológico y el respaldo moral suficiente para levantar el ánimo de los que todavía tienen 10, 15 o 20 años por delante y cuentan con tiempo libre y salud. "De un día para otro te encuentras en la calle. Tengo 55 años y sufrí la quiebra de mi empresa, fue un gran golpe para mí y para mis tres hijos", cuenta Juan -por razones personales, prefiere no dar su verdadero nombre-, un prejubilado de una empresa textil. Con unas ganas enormes de vivir, define su cruda experiencia: "La pérdida de mi trabajo me llevó a perder a todas mis amistades. En mi cabeza sentía como si alguien me retirara de esta vida, dejé entonces de ser algo, de ser alguien. Cuando pierdes tu autoestima, tu motivación por sentirte útil en el mundo en el que vives, pierdes a tu familia y te vas degradando físicamente". Juan representa sólo una gota entre los casi 80.000 parados mayores de 40 años que residen en Cataluña. Este hombre, que ahora trabaja por las tardes como conserje, se muestra convencido de que para superar el desempleo es necesario compartir los problemas con otras personas. Este contacto pasa por asistir a los cursos que ofrecen las asociaciones de parados. Es el caso de Començar de Nou, que ofrece gratuitamente 16 sesiones de trabajo en grupo para que la "persona recupere la dignidad que ha perdido". El coordinador del curso, Jaume Ministral, ha pasado también por el trauma del desempleo y ahora se ha decidido a transmitir su experiencia. "Las reuniones se celebran dos veces a la semana. No hay profesores ni alumnos, sino personas. Tratamos de temas como el resentimiento, la serenidad, la superación, la autoestima y el optimismo", añade. Muchos buscan aquí un trabajo fácil y rápido de obtener, pero no es el objetivo del curso. "Nosotros proponemos a los que vienen un cambio de actitud ante la vida. Recuperar los aspectos positivos de uno mismo para después asistir con confianza a una entrevista de trabajo". La asociación mantiene abierta una bolsa de trabajo que ha creado con el empeño de las personas que han cruzado la puerta de la esperanza. Una puerta que también cruzó un día Juan y que seguirá abierta para muchos otros.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En