240.000 pesetas para los afectados

A Purificación Guijarro le sorprendió el fuego rellenado crucigramas y viendo la televisión. Tiene 66 años, vive sola en el piso 3º derecha, debajo del que estallaron las llamas. Y ayer, tenía miedo. " De repente, ví como se descolgaban por mi balcón los del piso de arriba. No sabía qué hacer, qué pensar, a dónde ir. Oí gritos. Luego, un golpe y me ví arrastrada a la calle. Desde entonces, aquí estoy", se lamenta con la retina húmeda, todavía envuelta en el humo que horas antes amenazó con ahogarla. También veía la televisión Carlos García, de 65 años. Su vivienda es conlindante con la sinies...

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A Purificación Guijarro le sorprendió el fuego rellenado crucigramas y viendo la televisión. Tiene 66 años, vive sola en el piso 3º derecha, debajo del que estallaron las llamas. Y ayer, tenía miedo. " De repente, ví como se descolgaban por mi balcón los del piso de arriba. No sabía qué hacer, qué pensar, a dónde ir. Oí gritos. Luego, un golpe y me ví arrastrada a la calle. Desde entonces, aquí estoy", se lamenta con la retina húmeda, todavía envuelta en el humo que horas antes amenazó con ahogarla. También veía la televisión Carlos García, de 65 años. Su vivienda es conlindante con la siniestrada. El estallido le pilló en calzoncillos. "Me puse el primer pantalón que tenía a mano. He dormido donde un familiar. Esos zapatos que llevo son prestados. Todo fue muy rápido. Oyes tantas veces sobre estas cosas que cuando te pasan no te enteras", cuenta tranquilo, hasta bromeando. Pilar de la Peña se acercó a media mañana hasta su portal pero se lo encuentró precintado. Todavía lleva su bata azul y zapatillas sin calcetines ni medias. "He dormido en casa de una amiga. Fue terrible. Claro que lo peor se lo lleva el muerto", comenta, y resalta que hace varios días se volvió a encontrar jeringuillas en el portal. Los doce inquilinos del número 9 de San Francisco abonaron un total de 1.7000.000 pesetas cuando rehabilitaron el inmueble en 1996. El Gobierno vasco subvencionó el 70%; algunos vecinos no pagaron nunca por falta de medios, recuerdan. Ayer, el Departamento de Bienestar Social del Ayuntamiento de Bilbao anunció que concederá 240.000 pesetas por unidad familiar a los afectados por el incendio. Servirá para hacer frente a los gastos más urgentes. Entre ellos, la búsqueda de otra vivienda, si fuera necesario. Por el momento, hasta que la Ertzaintza desprecinte el portal, los inquilinos no tendrán respuesta a las preguntas que más les inquietaba ayer. "Qué habrá pasado con mi casa? ¿Cómo estará? ¿Le habrá afectado el humo o el agua lanzada por los bomberos?". Tras el suceso, dos inquilinos fueron alojadas en el albergue municipal de Elejaberri. Allí podrán permanecer un máximo de seis días, tal y como señala el reglamento interno del centro. El resto, prefirió no alejarse de su barrio, como Purificación García, que pernoctó en la calle.

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