Cuando el dinero no llegará nunca

Sebastián Aguilera, de 26 años, al volante de su Seat Ibiza, iba a finales de agosto por la calle de Puerto de Almansa, en Puente de Vallecas. Un bache de considerables dimensiones aguardaba agazapado. Aguilera, camarero a jornada partida, no vio el problema. Los bajos de su coche sufrieron el golpe. "Lo destrozó", resumió ayer el camarero.La reparación costó 50.000 pesetas. Y el camarero, que acababa de ser padre de dos mellizos, y que no cobra más de 80.000 pesetas al mes, decidió reclamar.

Armado con una cámara de fotos, al día siguiente regresó al lugar del accidente y retrató el ag...

Sebastián Aguilera, de 26 años, al volante de su Seat Ibiza, iba a finales de agosto por la calle de Puerto de Almansa, en Puente de Vallecas. Un bache de considerables dimensiones aguardaba agazapado. Aguilera, camarero a jornada partida, no vio el problema. Los bajos de su coche sufrieron el golpe. "Lo destrozó", resumió ayer el camarero.La reparación costó 50.000 pesetas. Y el camarero, que acababa de ser padre de dos mellizos, y que no cobra más de 80.000 pesetas al mes, decidió reclamar.

Armado con una cámara de fotos, al día siguiente regresó al lugar del accidente y retrató el agujero desde todas las perspectivas posibles. Para eso se sirvió de los cursos de fotografía que tomó en el Inem. Con las instantáneas en el bolsillo se presentó en la Junta Municipal del distrito dispuesto a reclamar. Allí, un funcionario le contestó que el Ayuntamiento no tenía la culpa del estropicio. "¿Y quién la tiene?", preguntó Aguilera. "Quien ha hecho las obras: el Canal de Isabel II", respondió el empleado. Sin embargo, en el Canal, según relata Aguilera, le devolvieron a la Junta. Y de la Junta, al Canal. Cansado de sentirse como una pelota de tenis, el camarero abandonó: "Me tomaron los datos, pero sé que no servirá de nada sin seguir reclamando. Bueno, por lo menos arreglaron el bache".