Reportaje:EXCURSIONES

Atajo de montes

El turismo, que todo lo puede, rescatará algún día del olvido el monasterio de la Concepción de la Madre de Dios: alguien aprovechará su casco vacío para instalar un hotelito rural con charme, y regresará a la historia por la puerta grande de una suite abacial decorada con cráneos y cilicios. Pero mientras llega ese día es como si el cenobio fundado por doña María de Mendoza y de la Cerda en 1592 nunca hubiera existido. Si la intención de todo monje es no dejar rastro de su paso por la tierra, a fe que éstos lo consiguieron.Ningún letrero -ni sobre el mapa ni sobre el terreno- informa a quien ...

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El turismo, que todo lo puede, rescatará algún día del olvido el monasterio de la Concepción de la Madre de Dios: alguien aprovechará su casco vacío para instalar un hotelito rural con charme, y regresará a la historia por la puerta grande de una suite abacial decorada con cráneos y cilicios. Pero mientras llega ese día es como si el cenobio fundado por doña María de Mendoza y de la Cerda en 1592 nunca hubiera existido. Si la intención de todo monje es no dejar rastro de su paso por la tierra, a fe que éstos lo consiguieron.Ningún letrero -ni sobre el mapa ni sobre el terreno- informa a quien arriba a Tamajón de que las ruinas que se ven a manderecha, junto a la carretera de Cogolludo, son las de una grande casa de franciscanos que sobrevivió dos siglos y medio a los inauditos rigores del macizo de Ayllón. Lo poco que sabemos de ella es que sus moradores estaban exentos de rezos nocturnos, pues, de otro modo, los "aires sutiles y delgados que constipan los poros" hubiesen fulminado a todos los padres antes de maitines; y que tenía un pacto con Tamajón y los pueblos aledaños, por el que se comprometía a mantener en danza a varios frailes predicadores a cambio de una porción del "mosto por las vendimias, el trigo, cebada y demás granos en el agosto, y entre él todas las demás legumbres que se cogen en la villa". En 1835 fue desamortizada. Desde entonces, sus dueñas han sido la incuria, la zarza y la ortiga.

También sabemos que en sus predicaciones por las aldeas vecinas aquellos frailes hollaron mil veces la senda que baja a Retiendas y al monasterio de Bonaval: un camino que, aparte de más hermoso, es dos kilómetros más corto que la carretera actual. A fin de recordar el camino olvidado -como se conoce este atajo en círculos excursionistas-, nos acercaremos desde las ruinas del convento franciscano hasta la iglesia de la Asunción siguiendo unas nítidas rodadas y, tras admirar su atrio románico, cruzaremos la carretera y la plaza del Coso para continuar de frente, entre las últimas casas del pueblo, por la pista de tierra que sale allí mismo hacia poniente. Señalizado con trazos dispersos de pintura roja y blanca -sendero GR-10-, nuestro camino salva enseguida el arroyo de las Damas, culebrea por un bosquete de carrascas, sabinas y enebros, y al salir de éste -como a un cuarto de hora del inicio- se presta a confusión, pues aunque el cuerpo nos pide seguir por la pista principal, que aquí atraviesa una cerca, la senda histórica tira a la izquierda sin llegar a rebasarla. Luego viene un grato descenso por el barranco calizo del arroyo del Pueblo, entre chopos, sauces y escaramujos; entre encinas, robles y, sobre todo, imponentes quejigos, los cuales nos van a acompañar durante el resto de la jornada.

En una hora estaremos bajando por la empinada calle principal de Retiendas, un pueblo que, a falta de otros valores, tiene el de permanecer sereno y en su sitio, rodeado como está de cárcavas arcillosas a punto de desmoronarse. Y, en media más, si pasamos el arroyo por el puente que hay al final de la calle y seguimos en adelante por su margen izquierda -allende el cementerio, se presentará otro puente que no cruzaremos-, nos plantaremos ante los deslumbrantes vestigios románico-góticos del monasterio de Bonaval.

La que fue una de las primerísimas fundaciones del Císter en tierra española -1164, reinando Alfonso VIII en Castilla- acabaría siendo liquidada por el gobierno liberal en 1821, 14 años antes que el de Tamajón. Mas, a diferencia de éste, conserva restos de su pasado esplendor: la puerta de estilo cisterciense sobre la que se abre una airosa ventana ojival, las tres capillas de la cabecera, la encañonada bóveda y una torre almenada con escalera de caracol. Todo ello, labrado en rubia caliza, piedra clara, tanto como la senda que han seguido todos los buenos monjes que en el mundo han sido.

Atajo de montes

Dónde. Tamajón (provincia de Guadalajara) dista unos 100 kilómetros de Madrid y tiene acceso tanto por la carretera de Burgos -desviándose en el kilómetro 50 hacia Torrelaguna y siguiendo por Patones de Abajo, Uceda, E1 Cubillo de Uceda y Puebla de Beleña- como por la de Barcelona, saliéndose en Guadalajara por la GU-124 hacia Yunquera de Henares, Humanes y Puebla de Beleña.Cuándo. Paseo facilísimo, de tres a cuatro horas de duración total -12 kilómetros, ida y vuelta-, con un desnivel insignificante -200 metros- y factible en cualquier época del año, por malo que haga. También es adecuado para los aficionados a la bicicleta de montaña.

Quién. El personal de la Oficina de Turismo de Cogolludo (a 18 kilómetros de Tamajón) informa sobre ésta y otras rutas. Datos adicionales del camino olvidado, incluido un croquis, se pueden solicitar llamando al teléfono 949-85 50 01. Cierra los lunes.

Y qué más. El mapa Sierras de Ayllón y Ocejón, a escala 1:50.000, reeditado hace poco por la La Tienda Verde (Maudes, 23 y 38), es el más recomendable. El camino, al coincidir con el sendero de gran recorrido GR-10, aparece marcado con una línea de puntos rojos.

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