Tribuna:

Celebración oportuna

Sin el 4-D de 1977 y, sobre todo, sin el 4-D de 1978 no habría sido posible el 28-F de 1980. Para llegar al referéndum de ratificación de la iniciativa autonómica exigido por el artículo 151 de la Constitución para aquellos territorios que quisieran acceder a la autonomía en las mismas condiciones que aquellos territorios que hubieran plebiscitado un estatuto de autonomía durante la segunda república, era necesario que hubieran tomado la iniciativa las tres cuartas partes de los municipios de cada una de las provincias que quisieran constituirse en comunidad autónoma. Y eso sólo se había conse...

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Sin el 4-D de 1977 y, sobre todo, sin el 4-D de 1978 no habría sido posible el 28-F de 1980. Para llegar al referéndum de ratificación de la iniciativa autonómica exigido por el artículo 151 de la Constitución para aquellos territorios que quisieran acceder a la autonomía en las mismas condiciones que aquellos territorios que hubieran plebiscitado un estatuto de autonomía durante la segunda república, era necesario que hubieran tomado la iniciativa las tres cuartas partes de los municipios de cada una de las provincias que quisieran constituirse en comunidad autónoma. Y eso sólo se había conseguido en enero de 1980 en Andalucía. ¿Por qué? ¿Cómo fue posible que en Andalucía se consiguiera lo que no se consiguió en otros territorios de menor tamaño, más articulados territorialmente, mejor comunicados, etcétera? Nadie se hubiera atrevido a pronosticar en 1976 o incluso después de las elecciones del 15 de junio de 1977 que Andalucía sería el único territorio que sería capaz de poner en marcha el procedimiento tan extraordinariamente costoso del artículo 151 de la Constitución. Tan costoso que el constituyente, por si acaso, había eximido a las "nacionalidades históricas" de la obligación de transitarlo. Y sin embargo, lo que nadie se atrevía a pronosticar, fue lo que ocurrió. Y no por casualidad. Sin el impulso de la gran manifestación del 4-D de 1977 (la pongo deliberadamente en singular, porque todas fueron sólo una), no se habría llegado al Pacto de Antequera de 1978. Fue el acuerdo alcanzado entre todas las fuerzas políticas en Antequera el que posibilitó que, tras las elecciones municipales de 1979, la práctica totalidad de los municipios andaluces se pronunciaran por el acceso a la autonomía por la vía del artículo 151 de la Constitución. Hacen bien, por tanto, los partidos en recordar esas fechas y en particular la segunda. Sobre todo en este momento de desorden autonómico por el que estamos atravesando. Andalucía afirmó su posición frente a nadie. Por eso, justamente, acabó definiendo la estructura del Estado para todos.

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