El FMI vuelve a Rusia a negociar el desbloqueo de sus ayudas

Michel Camdessus, director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), llegó ayer a Moscú para estudiar si merece la pena lanzar la operación de salvamento, cuya primera fase sería el desbloqueo de un préstamo de 600.000 millones de pesetas. Tan pronto arribó, Camdessus se dirigió a entrevistarse con el primer ministro, Yevgueni Primakov.Hasta ahora, diversas misiones del Fondo han viajado a Moscú, han discutido con medio Gobierno ruso y han vuelto a Washington descontentos de los planes de Primakov, cuya receta, mezcla de mercado y control estatal, les huele al viejo centralismo soviét...

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Michel Camdessus, director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), llegó ayer a Moscú para estudiar si merece la pena lanzar la operación de salvamento, cuya primera fase sería el desbloqueo de un préstamo de 600.000 millones de pesetas. Tan pronto arribó, Camdessus se dirigió a entrevistarse con el primer ministro, Yevgueni Primakov.Hasta ahora, diversas misiones del Fondo han viajado a Moscú, han discutido con medio Gobierno ruso y han vuelto a Washington descontentos de los planes de Primakov, cuya receta, mezcla de mercado y control estatal, les huele al viejo centralismo soviético. El primer ministro ha perdido la paciencia con quienes considera unos "jovencitos que habrán leído muchos libros, pero que no conocen la realidad de la vida y la situación de Rusia". Por eso decidió reclamar la presencia de Camdessus, tan amable de modales como duro a la hora de negociar.

El director del FMI, además de con Primakov, mantendrá hoy entrevistas con el viceprimer ministro Yuri Masliukov; con el titular de Finanzas, Mijaíl Zadórnov, y con el gobernador del Banco Central, Víktor Geráshenko. A todos ellos les expondrá sus planes de lograr un presupuesto equilibrado, imponer una disciplina fiscal homologable con las de Occidente, reestructurar la deuda interna y externa, estabilizar el rublo, salvar el sistema bancario y pagar sueldos y pensiones atrasados a millones de trabajadores.

La misión del FMI no es marcar la política de Rusia, pero eso es en la práctica lo que pretenden Camdessus y sus jovencitos. Tienen motivos para tomar precauciones, porque, para el Fondo, el país más extenso del planeta ha sido durante años un pozo que se tragaba miles de millones de dólares sin solucionar problemas estructurales. Como dijo ayer Anatoli Chubáis, el ex viceprimer ministro, el Gobierno y el FMI "deben encontrarse a mitad de camino". Primakov debería haber empezado el lunes a discutir con su equipo el próximo presupuesto, después de que el viernes anunciase una rebaja del IVA y el impuesto sobre los beneficios. Pero, finalmente, la cita se ha aplazado al menos hasta la semana que viene.

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